Para Martha Espinales, la imagen de ayer era un déjà vu. Los restos de dos familiares llegaban hasta la comuna Río Bravo de Montecristi en cajones de plywood, tal como hace seis años sucedió con otros cinco integrantes de su parentela, que perdieron la vida en el mismo país: Venezuela.

Espinales recibió junto a otros parientes los restos de Mariela Pilar Pilozo Barcia (30) y su hija Jennifer Mantuano Pilozo (14), quienes junto a Wilmer Mantuano Barcia –esposo de Mariela– perecieron el 15 de julio en un accidente de tránsito, justamente el día en que, de acuerdo al último código de la cédula de Wilmer, debían comprar alimentos en una tienda.

Una volqueta no solo se interpuso en su afán de comprar alimentos, recordó Espinales, sino que también les truncó el anhelo de volver a Ecuador 4 días después de esa desgracia.

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“Pero fíjese cómo retornaron: en cajas. No es justo lo que estamos pasando con nuestras familias, se están muriendo o los están matando”, relató Espinales, haciendo alusión a lo sucedido a mediados de enero cuando otros tres descendientes de Montecristi fueron abatidos a balazos en una terminal; dos de ellos de Manantiales, comunidad cercana a Río Bravo.

Este accidente dejó herido y huérfano a un hijo de la pareja. Pablo Mantuano, abuelo del niño, dijo que en las próximas semanas llegará a Ecuador el niño que está fuera de peligro. (I)