“Podemos sembrar miles de árboles para que Guayaquil sea de verdad una ciudad para vivir”, afirmó Andrea Fiallos, presidenta de la Fundación La Iguana, gestora de la campaña Sembrando una ciudad, quien desde el 2012 junto con un grupo de voluntarios ha ejecutado proyectos de arborización y medioambiente en este puerto. Y lo traigo a colación ya que comparto iguales inquietudes con respecto al acontecer de nuestra ciudad, donde últimamente estamos preocupados por evitar la tala indiscriminada de los árboles.

Lamentablemente nuestra ciudad cada día pierde el verdor que antaño disfrutábamos. Recordemos que en cada casa o vereda solíamos ver almendros, jazmines, mangos, suches, limoneros, y en las avenidas los ceibos, guayacanes, matapalo, etcétera; de estos últimos ya quedan pocos en el malecón.

Hace menos de un año se arrancaron los 44 samanes del parterre principal de la avenida Nicasio Safadi en la ciudadela La Atarazana por “razones técnicas”, porque se iba a regenerar dicha arteria. Se adujo que se los iba a trasplantar en el Parque Metropolitano de Guayaquil (Pascuales), ahora gracias a Dios la obra está por concluir; hemos visto que está listo el lugar donde estaban los samanes, esperamos sean reemplazados por árboles nativos, no las palmeritas de siempre ya que estas no sirven para refrescar ni oxigenar el ambiente. Conocemos que esta fundación ha ofrecido árboles Fernán Sanchez de 4 metros de altura, y guayacanes, para esta avenida; se espera que el Municipio reciba dicha donación y se pueda devolver la vida a ese sector.

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¡Manos a la obra. Espero que Guayaquil sea más ciudad, pero mejor una ciudad viva, latente ecológicamente! (O)

Isabel García Peralta, periodista, Guayaquil