En la esquina de Mendiburo y Escobedo, centro de Guayaquil, Hermes Rodríguez atiende una pequeña distribuidora farmacéutica en un establecimiento que está rodeado de locales cerrados, con letreros pegados en las puertas enrollables que anuncian ‘se alquila’.

Al menos hay doce espacios desocupados en ambos sentidos de esa intersección. Solo en el edificio que ocupa Rodríguez hay cinco establecimientos cerrados. Cuenta que sus colegas de vecindario poco a poco fueron cerrando por la difícil situación, por las ventas bajas que afronta el comercio de Guayaquil, que cumple 481 años de proceso fundacional.

“Está difícil, duro”, afirma, mientras que un celador, que cuida carros, se lamenta porque hay menos movimiento en la zona céntrica.

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Y no es el único lamento. Administradores de inmuebles de la calle Boyacá, desde Padre Solano hasta 9 de Octubre, muestran preocupación porque hay pequeños negocios que cerraron y rentar los espacios desocupados se vuelve una tarea complicada.

En ese tramo hay más de una decena de áreas en alquiler sin ocupar, que dejaron tiendas de ventas de celulares, artículos tecnológicos, mueblerías, zapatos, rubros de fiesta y otros.

Carolina Zurita, administradora de un inmueble que renta locales en la calle Boyacá, refiere que la actividad comercial ha decaído y ello ha influido en el cierre de negocios. “A la gente se le hace difícil la renta, dicen ‘ya no le puedo seguir pagando’, se van debiendo tres meses, cuatro meses”, dice Zurita.

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En el centro hay espacios pequeños y medianos que, dependiendo del metraje, se rentan entre 400 y 1.500 dólares.

Otro administrador de un edificio céntrico indica que, a más de la situación económica, hay quienes se han ido por temor a la inseguridad, de los cambios constantes en las políticas para importar.

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Héctor Macías, presidente de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas, dice que al caer las ventas y con poco poder adquisitivo del consumidor hay quienes declinan continuar con sus negocios. De hecho, agrega, hay quienes para no perder a sus inquilinos han accedido a negociar nuevos valores, ajustados a lo que puede pagar el inquilino. La situación, afirma, se ha complicado más este año.

Los negocios de comida también se han afectado. En la intersección de la av. 9 de Octubre y Esmeraldas, en el centro, se encuentran cerrados tres locales, en los que funcionaban restaurantes. Juan Morán, guardia del sector, indica que estos negocios cerraron hace tres semanas y ocho meses, respectivamente. Estima que era por las pocas ventas.

En el lado de la calle Esmeraldas se encuentra otro establecimiento cerrado. El dependiente de un cyber asegura que en ese sitio funcionaba un restaurante, pero que hace unos ocho meses fue cerrado.

Hacia el norte, en la av. Rodolfo Baquerizo Nazur, hace poco cerró un local de hamburguesas. Cristhian Cedeño, celador del lugar, dice que el sitio tenía aproximadamente un año, pero que hace unas dos semanas cerró sus puertas.

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En el sur la situación se replica con otros tipos de negocios. En la av. Domingo Comín, desde la avenida principal de la Floresta hasta el redondel de la Pradera hay más de una docena de negocios cerrados y otros en venta. Ruth Apolo, copropietaria de una peluquería, decidió poner en venta su negocio que abrió hace tres años porque percibe que la clientela cayó en el 50% y todo lo que ingresa solo es para pagar los costos y el crédito que hizo a un banco.

“Lo que hay no alcanza lo que cuesta un arriendo, la luz, estamos yéndonos a pérdida, de lunes a jueves hay días que no se hace ningún corte, la gente prioriza sus gastos”, dice. (I)

50
mil negocios ligados al comercio se estima en la ciudad.

Comercio
Empleos

Formales
En la ciudad se estima que hay más de 50 mil comercios. Este sector brinda trabajo a más de 350 mil personas de manera directa, según la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG).

Recuperación
Pablo Arosemena, presidente de la CCG, espera que haya una recuperación de la actividad hasta mediados del próximo año.

Yo hice un préstamo en el banco para poner la peluquería, pero el negocio ya no da (por los pocos clientes) y prefiero venderlo para pagar la deuda y algo que me quede.Ruth Apolo,dueña de una peluquería