Las autoridades brasileñas dijeron que revisarán los preparativos de seguridad para los Juegos Olímpicos después del ataque en Niza (Francia), y probablemente aumenten la cantidad de controles de seguridad el próximo mes en Río de Janeiro.

El ministro de Defensa, Raúl Jungmann, dijo el viernes a la emisora radial CBN que lamentó la posibilidad de tener que aumentar los controles, ya que restringirán aún más la circulación alrededor de la ciudad durante los Juegos que se realizarán del 5 al 21 de agosto. No detalló otras medidas.

"El ataque en Niza también nos preocupa. Aprendimos algunas lecciones. Revisaremos los procedimientos, instalaremos más barreras, más búsquedas y tendremos seguridad más estricta", dijo Jungmann. "Desafortunadamente eso puede representar una molestia adicional para la gente, pero es por su seguridad".

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El principal asesor militar del gobierno brasileño, Sergio Etchegoyen, dijo a periodistas en Brasilia que los funcionarios encargados de la seguridad se reunirían el viernes con el presidente interino Michel Temer para discutir posibles puntos vulnerables a un ataque como el de Niza, en el que un camión arrolló y mató a decenas de personas el viernes en una costanera de esa ciudad francesa.

"Obviamente nuestra preocupación está en alerta máxima", dijo Etechegoyen. "No hemos identificado ningún riesgo inminente, pero es importante que la población entienda que tendrán que sacrificar algo de comodidad a cambio de más seguridad".

El alcalde de Río, Eduardo Paes, confirmó que se redoblará la seguridad de las delegaciones olímpicas de países que han sido blancos de atentados.

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"Brasil no es un blanco del terrorismo, siempre existe un riesgo al organizar un evento de tal magnitud con países que sí son blancos", dijo Paes a Globo TV. "Los Juegos Olímpicos son un súper evento, pero advertimos a la gente que habrá contingencias".

Unos 85.000 policías y soldados patrullarán los Juegos, aproximadamente el doble de la seguridad que hubo hace cuatro años en Londres.

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La crisis económica en Brasil ha afectado los preparativos de seguridad, y los policías se han quejado de no recibir sus pagos y de malas condiciones laborales.

Algunos oficiales que han llegado de otros estados para reforzar la seguridad se han quejado de sus hospedajes en Río. Un oficial dijo a la AP que él y otros cinco oficiales con los que se hospedan tuvieron que gastar casi 1.000 dólares en muebles para el lugar donde se alojarán por los próximos dos meses.

Hace dos semanas, un grupo de oficiales civiles de la policía realizó una manifestación en el aeropuerto internacional de Río, en la que recibieron a los viajeros con un letrero que leía: "Bienvenidos al infierno. Los policías y bomberos no reciben sus salarios. Quienquiera que venga a Río de Janeiro no estará seguro".

El gobernador del estado de Río, Francisco Dornelles, declaró en junio un estado de desastre financiero, que facilitó que el gobierno federal le otorgara 860 millones de dólares en fondos de emergencia, incluyendo dinero para la seguridad olímpica. (I)

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