Convertir el patio del recreo en una especie de playa donde los niños de 3 a 6 años son los protagonistas de la moda en trajes de baño, todo ambientado con música y juguetes de playa para luego disfrutar de un chapuzón en la piscina, es parte de la metodología que a Paola Gaibor, educadora de párvulos, le gusta apostar como parte de las clases vivenciales y de aventura.

Esta guayaquileña de 43 años asegura que son estas herramientas las que más interesan a los niños, quienes a través de un juego aprenden los colores, texturas y formas.

En cada concepto que se les enseña a los más pequeños del área de inicial del colegio Nuevo Mundo, la experiencia es el recurso más importante, y se aplica en todo, como una vez en la que los niños llevaron a sus mascotas para aprender el cuidado que se les debe dar y uno de ellos llevó una burra. “Todos los compañeros disfrutaron de un viaje en burra”, dice entre risas Paola, la directora de esta área.

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Para ella no hay mejor lugar que un aula de clases en la que pueda estar rodeada de niños jugando, contando cuentos o haciéndolos reír, por eso que aunque actualmente su función es más administrativa y de oficina, ella no pierde oportunidad de visitar los cursos y revivir la experiencia como docente.

Paola tiene cinco años trabajando en el colegio Nuevo Mundo. Allí empezó como docente, luego aceptó otros trabajos, vinculados siempre a la educación, para después regresar al mismo lugar como directora del área de inicial.

El gusto por la docencia es algo que lleva en los genes, ya que su padre, Bremer Gaibor, también fue educador por unos 40 años. Desde niña su mejor juego era hacer las veces de profesora, poniendo a sus muñecas en mesas y sillas, como si fueran sus alumnas.

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Paola, quien reside en vía a la costa, tiene más de quince años en la docencia. Comenzó sus estudios en Educación de párvulos en la Universidad Laica y fue a partir del cuarto año de carrera que empezó su vida profesional.

Comenzó como auxiliar de kínder en el colegio Walt Whitman, que recién comenzaba a funcionar en el km 20 de la vía a la costa. Luego de un año se convirtió en titular de un curso, permaneció en el colegio por seis años, hasta cuando cerró.

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“Esta oportunidad enriqueció mis conocimientos, la metodología que se aplicaba era muy moderna, tenían huertos, equitación, entre otras áreas en las que los niños aprendían basados en la experiencia, eso se grabó en mi mente”.

A los 26 años se casó y tuvo a su primera hija, María Paula, quien tiene 14 años. Estuvo un par de meses sin trabajo hasta que gracias a la recomendación de una amiga con quien trabajó en el Walt Whitman, ingresó al colegio Alemán Humboldt, primero fue auxiliar, luego titular de un curso y luego coordinadora de preescolar.

Durante sus nueve años en este colegio tuvo la oportunidad de hacer una pasantía por tres meses en Stuttgart, Alemania, que la ayudó a ampliar sus conocimientos en estrategias de aprendizaje.

“La educación allá era mucho más activa, el niño era un actor crítico de lo que sucedía, es decir, les enseñaba a analizar sus posibilidades y tomar la decisión que consideren correcta, había una interacción permanente entre los maestros y alumnos, esto los ayudaba a ser independientes, no se trataba de aprender las cosas por repetición, sino porque lo comprendían”, cuenta.

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Luego de un tiempo de la llegada de su segunda hija, Ariana, de 10 años, Paola consideró que era el momento para capacitarse más. “Mis hijas eran pequeñas y eso me permitía horarios más flexibles, por lo que decidí hacer una maestría en Educación Inicial en la U. Estatal”.

Paola confiesa que aunque su profesión la apasiona, se requiere mucha paciencia, creatividad, vocación, alegría y equilibrio emocional. “Los niños son un mundo completamente diferente, no importa cuánto te prepares académicamente hablando, ellos siempre te desarman, no se puede tener algo programado y no estar abiertos a la flexibilidad porque dependes de lo que ellos tengan ganas e interés en aprender, por eso es que la metodología es tan importante”.

Paola dejó de trabajar en el Alemán Humboldt por una oferta de trabajo en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo como directora del Diplomado de Estimulación Temprana, allí permaneció un año y medio. También dio cursos para maestros de educación inicial en la U. Casa Grande.

Al mismo tiempo ingresó al colegio Nuevo Mundo como profesora de inglés del área de preescolar. Este fue el primer periodo en este colegio, permaneció dos años.

Luego tuvo la oportunidad de trabajar en el Ministerio de Educación como directora provincial y luego zonal, de educación inicial, durante dos años. “Aquí el trabajo era más enfocado en la planificación con las maestras, no tenía tanto contacto con los niños y eso me hacía falta”, confieza.

Luego de este periodo Nuevo Mundo volvió a contratarla, esta vez como directora de inicial, cargo en el que está desde hace tres años.

En su cargo desempeña funciones administrativas relacionadas con los maestros; sin embargo, busca la manera de aportar con sus ideas en la planificación, le gusta que los niños vivan aventuras.

En lo personal, Paola se define como una mamá engreidora, cariñosa, cercana y divertida. Le gusta cocinar, bailar y jugar fútbol. (I)

Dicen de ELLA “Es una líder muy observadora. Nos escucha y nos motiva a crecer, nos transmite su seguridad y siempre da la apertura a avanzar en el ámbito profesional”.Camila Manrique, Psicopedagoga de Nuevo Mundo