Miles de manifestantes marcharon ayer en París, mientras el Senado aprobaba una propuesta de reforma laboral. Aunque parte de la marcha fue pacífica, la policía utilizó gas lacrimógeno para controlar a protestantes que tiraron objetos.

También hubo manifestaciones en otras ciudades francesas. El gobierno socialista quiere las reformas para facilitar despidos, extender la semana laboral y dar prioridad a acuerdos empresariales sobre industriales.

Algunos sindicatos argumentan que se debilitarán los derechos de los trabajadores.

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En el debate de dos semanas, el Senado, dirigido por mayoría conservadora, cambió de forma sustancial la propuesta de ley para facilitar el comercio. Pero las reformas laborales deberán debatirse otra vez en julio. (I)