El pasado 23 de junio Reino Unido decidió, con una ventaja del 4%, dejar el club europeo al que pertenecía desde 1973, incluso desde antes de que esa asociación de países adoptara su forma actual en 1993.

Así, en un plazo de dos años este país deberá acordar los términos de salida de la organización que aún cuenta con 28 países. Uno de los puntos relevantes de esa negociación será las condiciones en que los europeos podrán acceder a trabajar en unas de las economías más grandes de la región.

Este cambio también afecta a migrantes ecuatorianos en Europa, quienes con pasaporte europeo podían residir y trabajar en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Según estadísticas del Banco Central del Ecuador, Reino Unido es la tercera fuente de remesas más importante de Europa, superado ampliamente por el dinero que se envía desde España e Italia. En el resto del mundo, ocupa el quinto lugar, superado por Estados Unidos y México.

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El aumento de envíos desde las islas al oeste de Europa ha sido progresivo desde 2011 cuando llegaba a $ 12,4 millones. El año anterior llegó a $ 23,9 millones, un incremento de 92,74% en cinco años.

Para los trabajadores en Europa continental, laborar en Londres equivale a ganar mucho más que en ciertos países de la región. Por ejemplo, el salario mínimo en España equivale a unos $ 849, mientras Reino Unido llega a unos $ 1.700, según datos regionales.

Esto ha sido un imán para trabajadores residentes en Europa. Según datos del Gobierno británico, la migración neta –es decir, el ingreso menos la salida de personas– llegó a 333.000 el año anterior, marcando el punto más alto desde 1964.

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Datos del parlamento de este país explican que el 42% de los migrantes tienen nacionalidades europeas, mientras otro 45% nació fuera de los países de la Unión Europea.

El auge migratorio de los últimos años, desatado por la crisis económica mundial en 2009; la crisis financiera en Grecia, el año anterior; y la presente crisis de los refugiados sirios, colocó a la migración como tema principal de debate durante el referéndum.

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Quienes querían quedarse como quienes querían salirse del bloque, proponían fuertes restricciones migratoria. En meses pasados, el primer ministro inglés y líder del partido conservador, David Cameron (que apoyaba seguir en la UE), fijó como meta que la migración se reduzca a 100.000 al año, promedio que no se registra desde hace dos décadas.

Esa posición fue criticada por Boris Johnson, aspirante a comandar el partido Conservador y exalcalde de Londres. Para él, un impulsor de dejar la Unión Europea, una reducción de la migración no se podría lograr sin la salida total.

El partido nacionalista de derecha, UK Independence Party (Ukip), que ganó notoriedad en las últimas elecciones, mantuvo propuestas que incluían que los ciudadanos europeos sean tratados con las mismas exigencias que los de otro país; restringir el ingreso solo para profesionales calificados, además de aumentar el número de policías de migración.

Los argumentos en la campaña también tuvieron matices xenófobos. En vallas publicitarias, panfletos y medios de TV se remarcó que los migrantes congestionaban el sistema de salud inglés, restaban oportunidades de trabajo a los jóvenes e impulsaban a la baja el salario básico de Reino Unido. (I)

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Proceso
Reacción

Se pide ‘divorcio’ rápido
Los líderes europeos exigieron ayer un divorcio rápido al Reino Unido, en plena resaca tras el brexit (salida británica), y Escocia anunció que quiere negociar directamente con la UE para “proteger sus intereses”.