Es la consulta externa del hospital Luis Vernaza. El reloj marca las 11:00 del viernes 3 y el movimiento de pacientes, que esperan sentados, caminan y hacen filas, se detiene al escuchar unos acordes de violín y contrabajo.

Las entonan Oleg Khudoblyak y Kary Ann Dranguet, músicos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, quienes con las primeras notas acaparan la atención de quienes esperan o tramitan su consulta médica.

“Tú eres mi amor,/ mi dicha y mi tesoro,/ mi solo encanto/ y mi ilusión...”. Marcia López, paciente de cardiología, sigue la primera estrofa de El aguacate. Disfruta la melodía, lo refleja su expresión facial atenta y relajada. Es la primera vez que escucha a la Sinfónica, confiesa.

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Los pacientes de esa casa de salud no son los únicos en deleitarse con las melodías de la orquesta. Desde inicios de mayo, los más de 90 músicos de este grupo dejaron temporalmente el teatro para trasladarse a hospitales, hospicios y fundaciones para compartir su arte y llegar con sus notas al alma de sus oyentes, expresa David Harutynyan, director artístico de la orquesta.

Señala que la decisión surgió por un pretexto lamentable. El terremoto que afectó la Costa el 16 de abril causó daños en el teatro del Centro Cívico donde ensayan. Ante esta situación y para satisfacer su deseo de llevar su música a otros lugares, decidió crear un cronograma de presentaciones. Cada semana se dividen por grupos de acuerdo con los instrumentos.

Intervienen entre 30 y 45 minutos. Se mantendrá hasta fines de año, pero en menor escala desde este mes, ya que desde la próxima semana se retoman los ensayos para obras como Don Quijote, que se presentará en el Teatro Sánchez Aguilar.

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En esas presentaciones participan menos de la mitad de los músicos, por lo que el restante continuará con el acercamiento a la gente que no ha tenido la oportunidad de escucharlos, sostiene el músico.

“Me llena de alegría, de salud, de vida. Tocan muy bonito”, señala Melva Fajardo, familiar de una paciente. Junto a ella, Nancy Aguirre, sostiene que por esos minutos se olvida de las enfermedades. Mientras los esposos Alcides Pesantes y Lucía Espinoza aseguran disfrutar las melodías. (I)