El alcalde Agustín Casanova dice que la ciudad tenía una planificación integral. “Habíamos definido en qué territorios queríamos hacer, teníamos 11 consultorías realizadas… En el centro, devastado por la ciudad (58 hectáreas) no vivían más de 5 mil personas y esa zona la vamos a consolidar. Desde antes del terremoto teníamos contratada una consultoría para construir centros comerciales para los vendedores autónomos, para hacer parques. Lo teníamos planeado y ahora estamos rediseñando… La próxima semana, técnicos de la Universidad de Berkeley, EE.UU., vienen a redefinirnos la nueva ciudad.

Se están planteando los modelos de negocios y el plan Masa para las 84 hectáreas del antiguo aeropuerto, donde se levantarán viviendas para clase media alta y otras obras. Eso lo haremos en alianza público-privada”.

‘Que opositores a los impuestos digan de dónde sacar fondos’

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Agustín Casanova justifica la vigencia de la Ley de Solidaridad, que crea impuestos para sacar fondos para la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas.

“Yo administro realidades, no dogmas ni sueños. El Estado no tiene hoy recursos para levantar toda la infraestructura, con la crisis que está viviendo. Yo sí les pido y creo que debe haber solidaridad y pragmatismo. El pueblo manabita no es un pueblo que anda de mendigo y todos saben de su gallardía, pero debemos reconocer que no había otra alternativa que esos impuestos.

Me refiero a los políticos. Si el terremoto hubiera sido en Guayaquil, hubieran aceptado o no los impuestos. Yo no defiendo a nadie. Los políticos que se oponen, que den la receta para reconstruir a Manabí, que digan de dónde sale el presupuesto o le vamos a dejar a Manabí botado 10 o 15 años”. (I)