Sus polémicas declaraciones, cartas abiertas y denuncias a través de tuiteos –tuitea casi a diario– sobre los asuntos más graves y apremiantes del continente no solo han marcado los doce meses que lleva al frente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y lo han convertido en una figura regional, sino que le ha devuelto protagonismo a un organismo acostumbrado a la cautela diplomática y al perfil bajo.

El uruguayo Luis Almagro, de casi 52 años (los cumple el miércoles), concluyó el pasado 26 de mayo su primer año como secretario general del organismo multilateral, al que llegó avalado por su gestión como canciller del expresidente de Uruguay José Mujica y cuando la OEA se encontraba debilitada y en crisis financiera.

Ha sido un primer año en el que Almagro, un diplomático de izquierda, ha manifestado su postura sobre los derechos de la comunidad LGBTI, el proceso de destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, o el sistema de inhabilitaciones electorales de Perú; así como denunciado el secuestro, esta semana, de tres periodistas a manos del ELN.

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También es un año de gestión que Almagro termina con el anuncio del retiro de apoyo político por parte de Mujica y el Movimiento de Participación Popular en respuesta a su enfrentamiento con el presidente venezolano, Nicolás Maduro. Almagro lo acusó de traicionar a su pueblo e ideología y le advirtió que se transformará en un “dictadorzuelo” si impide el referendo revocatorio empujado por la oposición. Antes, Maduro lo tildó de “basura y traidor” y lo acusó de ser espía de la CIA.

“El referéndum revocatorio no pertenece ni a Capriles ni a Maduro; pertenece al pueblo de Venezuela”, expresó esta semana Almagro. Para él, el referéndum es la “única salida” a la crisis que mantiene agobiados a los venezolanos. Faltan alimentos, la escasez de productos básicos supera el 80% y la de medicamentos, según la Federación Farmacéutica Venezolana, llega al 85%. Por falta de medicinas, por ejemplo, esta semana falleció Oliver Sánchez, el pequeño de ocho años que padecía de cáncer y cuya foto participando en las protestas del 26 de febrero pasado lo convirtió en uno de los rostros de la situación de su país.

Una situación que motivó esta semana a los líderes del G-7 a instar al gobierno de Maduro a resolver “urgentemente” la crisis económica y a “respetar los derechos y libertades fundamentales”. En tanto, el viernes, el secretario estadounidense de Estado, John Kerry, discutió con el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero una propuesta para facilitar el diálogo político entre el Gobierno y la oposición de Venezuela.

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El pasado miércoles en su cuenta de Twitter, el secretario general de la OEA anunció que esta semana presentará un informe sobre la situación humanitaria, de derechos humanos, institucional y de gestión pública en Venezuela.

A esto le seguiría la invocación del artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, que da al secretario general potestad para someter a consideración del Consejo Permanente “una alteración del orden constitucional que afecte gravemente al orden democrático” de un Estado miembro.

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“El único camino para institucionalizar el diálogo en el continente sería a través de esa convocatoria del Consejo Permanente que puede decidir empujar en esa dirección (pedir que se permita el referéndum). Pero tendría que ser un diálogo que diera resultados”, dijo a CNN esta semana.

Estos anuncios generaron que el jueves Miraflores lo acusara de incurrir en la ilegalidad alegando que está elaborando un informe sin que ninguna instancia del organismo multilateral se lo haya encargado. Consultado por la agencia The Associated Press, el abogado boliviano Jaime Aparicio, quien presidió el Comité Jurídico Interamericano de la OEA, señaló que la elaboración del informe se ajusta a las normas y tradición de la organización. “Que Insulza no lo haya hecho no quiere decir que sea ilegal”, dijo refiriéndose al chileno José Miguel Insulza, su predecesor.

El hablar directo sobre la crisis venezolana ha sido celebrado por medios estadounidenses como The Washington Post, que en enero le dedicó un editorial por haber “revitalizado” a una organización “considerada moribunda”.

Sobre esto opinó José Miguel Vivanco, director para América de la organización Human Rights Watch (HRW). Vivanco sostuvo a El Nuevo Herald que los “valientes” pronunciamientos de Almagro defendiendo los derechos fundamentales y valores democráticos en Venezuela “se distancian muchísimo de gestiones anteriores y de la política exterior ideologizada de algunos importantes gobiernos en los últimos años, incluyendo a Argentina, Brasil y los países del Alba (Alianza Bolivariana)”.

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El semanario uruguayo Búsqueda entrevistó al secretario general de la OEA en su oficina en Washington tras su informe de gestión en el organismo al que llegó con el apoyo unánime de 33 de los 34 Estados miembros. Recalca que “no puede haber un régimen de izquierda con presos políticos”, y que las dramáticas circunstancias políticas y económicas que vive hoy el país caribeño “sacaron completamente de la izquierda al Gobierno de Venezuela. El Gobierno de Venezuela solo se está preocupando hoy de conseguir mecanismos para mantenerse en el poder”.

Sacaron completamente de la izquierda al gobierno de Venezuela. Toda la dinámica social del país se fue hacia el populismo facilista”. Luis Almagro, Secretario OEA

Al evaluar su labor, Almagro señala que su principal logro ha sido el fortalecimiento del compromiso de la OEA con la defensa de la democracia y los derechos humanos. “Siento que hay una OEA más activa en la agenda regional”, afirmó.

Indica también que el involucramiento de la OEA en los principales procesos electorales de la región le ha dado una visibilidad importante al trabajo del organismo. De hecho, el pasado martes, la Coalición Nacional por la Democracia (CND) de Nicaragua exhortó al secretario general de la OEA a que garantice “un sistema electoral imparcial y transparente”.

Los pedidos de acción también llegaron por parte de 300 organizaciones humanitarias que formularon un “llamado urgente” a los países de la OEA para resolver la crisis financiera en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Piden la creación de un fondo sostenible de financiación y que la OEA, que destina el 6% de su presupuesto a la CIDH, aumente sus aportes.

Almagro encomendó a la CIDH llevar a la Asamblea General de junio, un proyecto de un fondo independiente, abriendo una vía para cortar la dependencia a donaciones de esos organismos. (I)

Carta Democrática
Interamericana

Art. 20
En caso de que en un Estado miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado miembro o el secretario general podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente.

El Consejo Permanente, según la situación, podrá disponer la realización de las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática.

Si las gestiones diplomáticas resultaren infructuosas o si la urgencia del caso lo aconsejare, el Consejo Permanente convocará de inmediato un periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General para que esta adopte las decisiones que estime apropiadas, incluyendo gestiones diplomáticas, conforme a la Carta de la Organización, el derecho internacional y las disposiciones de la presente Carta Democrática.

Durante el proceso se realizarán las gestiones diplomáticas necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la institucionalidad democrática.