Dirigentes y ONGs de todo el mundo celebran el lunes en Estambul (Turquía) una cumbre inédita en la que quieren transformar la manera global de responder a las crisis humanitarias, un objetivo ambicioso que genera no poco escepticismo dentro del sector.

Con unos 60 millones de desplazados en el mundo, amenazados por los conflictos y el cambio climático, muchos Estados y organizaciones no gubernamentales estiman que el sistema humanitario actual necesita un cambio profundo.

Unos 70 jefes de Estado y de gobierno, según la presidencia turca, viajarán a Estambul. Al margen de la cumbre, se llevarán a cabo reuniones bilaterales, como la de la canciller alemana, Angela Merkel, con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con quien abordará el estado de la democracia en el país.

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Convocada por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, de la cumbre de dos días saldrán una serie de "acciones y compromisos concretos" para ayudar a los países a enfrentarse a las crisis.

Los 6.000 participantes que están previstos, incluyendo organismos del sector privado, tendrán que superar el escepticismo generalizado respecto a la capacidad de la cumbre para cumplir su ambicioso programa.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció que no participaría en la reunión, anticipando una "declaración de buenas intenciones" sin ningún progreso concreto.

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El hecho de celebrar esta primera cumbre en Estambul es simbólico. Turquía acoge 2,7 millones de sirios que han huido de su país en guerra y es el principal país de tránsito para los refugiados que quieren acceder a Europa.

A pesar de las declaraciones pesimistas, los participantes esperan que la cumbre dará un impulso al sistema humanitario para encaminarlo en la buena dirección.

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'Menos burocracia'

"Las expectativas de la cumbre han disminuido progresivamente", declaró a la AFP Rob Williams, de la ONG War Child, aunque reconoció que hay "mucha buena voluntad".

"Poca gente en el mundo sabe realmente hasta qué punto el sistema humanitario es un fracaso", advirtió. Si la cumbre sirve para que más personas se den cuenta de la situación, "habrá valido la pena", concluyó.

En Turquía, se han instalado relojes que indican la cuenta atrás antes del inicio de la cumbre. El país, que ha gastado más de 10.000 millones de dólares en acoger a los refugiados, nunca deja de criticar la falta de solidaridad de Occidente en esta crisis.

Es una "oportunidad única" para demostrar que "no aceptaremos el desgaste de la humanidad que estamos presenciando hoy en el mundo", estimó Ban Ki-moon.

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La cumbre de Estambul tiene que ser un "hito", insistió Kerem Kinik, responsable de la Media Luna Roja turca, para fijar objetivos de desarrollo y consolidar el sistema de financiación.

"Queremos que haya menos burocracia en el sistema humanitario mundial" que tendría que "dar medios a los agentes locales - mediadores pequeños, en las zonas locales -, que se enfrentan en directo a las crisis humanitarias", declaró a la AFP.

El sistema actual es demasiado "burocrático y alérgico al riesgo", advirtió Sandrine Tiller, de MSF, para quien esta cumbre mundial no cambiará en nada la situación de las personas afectadas por los conflictos de Siria o Yemen. (I)