La insalubridad en el sitio era incuestionable, así como la falta de espacios adecuados para una buena rehabilitación. Pese a ello, una casa de tres pisos, ubicada en el Guasmo norte, funcionaba como un centro de recuperación para adictos.

La supuesta clínica atendía en la cooperativa Dios da para Todos y ayer fue clausurada por la Comisaría de Salud y la Dirección Provincial de Salud del Guayas, por presuntas irregularidades y no contar con los permisos de funcionamiento.

Las autoridades de salud, en conjunto con la policía, llegaron al sitio por la denuncia que presentó la madre de uno de los internos, respecto a los supuestos maltratos físicos a lo que era sometido su hijo.

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La mujer contó que durante varios días no pudo comunicarse con su vástago, y que este se las ingenió para llamarla por teléfono y pedirle que acudiera a rescatarlo. Ayer, el joven explicó que personal administrativo supuestamente le impidió la salida del centro.

Cuando las autoridades llegaron al sitio encontraron quince internos, entre ellos dos mujeres y dos menores de edad. “Lo cual está prohibido por la Ley Orgánica de Salud y su respectivo reglamento, tienen que estar por separado y tener los permisos correspondientes”, explicó la abogada Andrea Arévalo, directora provincial de Salud del Guayas.

Arévalo indicó que se inició una investigación para verificar la denuncia de maltratos. “Hay unos que dicen que sí, otros dicen que no, por lo cual se va a proceder con la respectiva investigación...”.

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Uno de los internos aseguró que fue agredido con un bate de béisbol en una pierna e incluso mostró el hematoma que le ocasionó el supuesto golpe.

“Donde nos caigan nos daban, a veces el director o los colaboradores; yo le dije a mi mamá, sino que a ella le han lavado el cerebro...”, dijo el joven.

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Otro de los ‘pacientes’ explicó que solo eran castigados aquellos que no respetaban las reglas del sitio y quienes “se portaban mal; al que no se portaba mal, no le daban. Pegaban cuando se portaban malcriados, resabiados, ahí le pegaban. Decían que no se asomaran a la ventana, y al que se asomaba le pegaban o lo castigaban y no le daban de comer”.

No obstante, hubo quienes defendían a los administradores y negaron los maltratos. La madre del director del centro, cuyo nombre no mencionó, dijo que su hijo estaba tramitando los permisos de funcionamiento y que los jóvenes llegaron al sitio en forma voluntaria.

Sin embargo, la policía detuvo al director y a un colaborador. “Están siendo llevados a la autoridad competente porque la denunciante manifiesta que (los internos) estaban siendo maltratados”, dijo el subteniente Jorge Montenegro. (I)

15
internos hallaron las autoridades en el centro para adictos.

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