Opositores venezolanos exigieron ayer en las calles, entre gases y escaramuzas con la policía, un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, quien puso en vigor un estado de excepción y advirtió que podría incluso decretar “una conmoción interior”.

Policías y militares impidieron a un millar de manifestantes llegar hasta la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Caracas y lanzaron gases lacrimógenos en la estratégica avenida Libertador, mientras que unos les tiraban piedras.

La protesta, convocada por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en 23 ciudades, es el primer pulso bajo el estado de excepción que declaró el viernes Maduro para enfrentar la severa crisis económica y cerrar el paso a los intentos por sacarlo del poder. “¿¡Revocatorio, revocatorio!?”, gritaron los manifestantes.

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Al final de las protestas, el presidente advirtió que tiene “listo un decreto de “conmoción interior” en caso de que se desaten hechos “golpistas violentos”, el cual implicaría restricciones a libertades civiles.

“No lo dudaré para decretarlo si fuera necesario para combatir por la paz y la seguridad de este país”, dijo el presidente Maduro.

Los opositores reclaman al CNE acelerar la revisión de un mínimo de 200.000 firmas –exigidas por ley– de las 1,8 millones que entregaron el 2 de mayo como requisito para activar el referendo.

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En las calles, el malestar social crece ante escasez de alimentos y medicinas, y la inflación más alta del mundo (180,9% en 2015 y proyectada en 700% para 2016).

Esto mientras la Embajada de los Estados Unidos en Caracas suspendió ayer el trámite de visas por falta de personal, aduciendo que la cancillería venezolana no autoriza el ingreso de nuevos funcionarios consulares desde hace varios meses. (I)