La policía antimotines evitó ayer que manifestantes tomaran por la fuerza una fábrica en La Paz, tras una multitudinaria protesta de obreros contra el cierre de la mayor textilera estatal que dejó cesantes a más de 800 personas, uno de los más fuertes contra el presidente Evo Morales en seis años.

Un manifestante se voló una mano cuando detonó una carga de dinamita, a pocos metros de los policías que resguardaban la fábrica, otras dos personas resultaron heridas y más de 25 trabajadores, detenidos. (I)