Una decena de modernos edificios se visibilizan en la península de Bahía de Caráquez, mientras se cruza por el puente Los Caras. El panorama de la cabecera cantonal de Sucre se va distorsionando al llegar.

Aquellas imponentes construcciones, a lo largo del malecón, presentan afectaciones en fachadas y estructuras.

Pero “Bahía vive” dice una tela que cuelga de uno de esos edificios. Y así lo siente su gente, pese a este tercer golpe que han recibido en los últimos 74 años: el primer terremoto fue 1942 y el segundo, en 1998. Pero el de abril causó daños más severos en la infraestructura.

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De los 2 mil predios en Bahía y la parroquia Leonidas Plaza, 255 casas colapsaron y fueron demolidas y 298 tienen afectaciones leves. En Charapotó se demolerán 120 y en San Isidro, 80. Esto, de acuerdo a la evaluación que se ha realizado en el 70% de las construcciones de hasta tres pisos de Bahía.

El restante y los edificios de más de tres pisos faltan por inspeccionar, señaló Javier Tello, director de Planificación del Municipio de Sucre.

El sector hotelero también resultó afectado. De 17 hoteles y hosterías, el 98% tienen afectación. El restante trabaja parcialmente, sostuvo Ángel Uscocovich, funcionario municipal.

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“Con el terremoto anterior hubo daños parciales, pero este fue más severo. Solo dos funcionan a medias”, dijo. (I)