El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenó este sábado tomar las fábricas paralizadas y realizar ejercicios militares, en las primeras medidas de un estado de excepción que, según analistas, buscaría desarticular protestas opositoras si este año no se realiza un referendo revocatorio en su contra.

En paralelo, la oposición alertó sobre un estallido social en caso de que el gobierno o el Consejo Nacional Electoral (CNE) bloqueen la consulta que abriría el camino a nuevas elecciones.

"En el marco de ese decreto vigente (...) tomemos todas las acciones para recuperar el aparato productivo que está siendo paralizado por la burguesía (...) y quien se quiera parar para sabotear el país que se vaya, y el que lo haga hay que ponerle los ganchos" y ponerlo preso", dijo Maduro ante miles de partidarios en el centro de Caracas.

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La medida podría implicar la toma de cuatro plantas cerveceras de Polar -la mayor productora de alimentos y bebidas del país- que están paralizadas desde el 30 de abril por la falta de acceso a divisas para importar insumos -según la compañía-, dentro del severo control de cambios impuesto en 2003.

Maduro también ordenó realizar el próximo sábado ejercicios militares para afrontar lo que denunció como una amenaza externa, en la que justifica el estado de excepción.

Mientras, en una concentración que reunió a unas mil personas, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) advirtió sobre el riesgo de un bloqueo al referendo.

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"Si ustedes trancan la vía democrática, nosotros no sabemos que puede pasar en este país. Venezuela es un bomba que en cualquier momento puede explotar. Y por lo tanto convocamos a todo el pueblo para que se movilice por el revocatorio", afirmó el dirigente Henrique Capriles.

La oposición, que controla el Parlamento, exigió que el CNE cumpla los plazos legales y realice el referendo este año.

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Las movilizaciones ocurrieron luego de que el viernes Maduro firmara un decreto de "estado de excepción y de emergencia económica" contra la "agresión externa" que, aseguró, se cierne sobre su país. El texto aún no fue publicado.

Maniobras de EE.UU.

El mandatario socialista denunció que "se están activando medidas desde Washington, pedidas y promovidas por factores de la derecha fascista venezolana, envalentonados por el golpe de Estado de Brasil" contra Dilma Rousseff.

A su juicio, Estados Unidos urde esas maniobras para "acabar con las corrientes progresistas en América Latina".

Pero no ahondó en tales acciones, si bien denuncia a menudo planes de intervención de Estados Unidos como lo hizo en numerosas ocasiones su predecesor Hugo Chávez (1999-2014).

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Maduro amplió así los alcances de un decreto de emergencia económica vigente desde enero y que expiraba este sábado.

El presidente enfrenta una severa crisis económica, reflejada en una inflación voraz (180,9% en 2015) y severa escasez de bienes básicos, a lo que se suman racionamientos de agua y electricidad.

Maduro aseguró que el decreto será extendido durante 2016 y 2017, y ayudará a recuperar la producción.

Maduro -cuya gestión reprueba un 68% de los venezolanos, según la firma Venebarómetro- no detalló si el decreto de excepción restringirá derechos civiles.

Según el periódico The Washington Post, funcionarios del servicio de inteligencia estadounidense estiman que el gobierno de Venezuela podría ser derrocado este año por una insurrección popular. (I)