Estela Orrala, de 51 años, estaba ayer emocionada. Había cumplido la promesa de viajar de Playas a Guayaquil para asistir a la misa solemne por el 99º aniversario de las apariciones de la Virgen María en Fátima, en Portugal.

Los ojos se enrojecían cuando empezaba a hablar de la devoción que siente por la Virgen. Llevaba estampas y una medalla de la madre de Dios que adquirió durante la celebración en la Catedral. En la noche se realizaría una procesión.

“(Pido) salud especialmente por mi familia, uno se siente con ganas de vivir (...). La soñé el miércoles y le dije a mi esposo: Yo tengo que venir (...). Estoy enferma, me operaron de una pierna, pero aun así aquí estoy, me voy feliz”, indicó Orrala.

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La celebración en la Catedral se replicó en el mundo católico, que recordó ayer la primera aparición en las colinas de Cova de Iría, el 13 de mayo de 1917.

En la audiencia general del pasado miércoles, el papa Francisco pidió a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro “que escuchen a la madre de Dios para pedirle paz en el mundo”.

El pontífice recordó a su predecesor san Juan Pablo II y dijo: “El viernes (ayer) celebramos la memoria litúrgica de la bienaventurada María Virgen de Fátima. En esta aparición, María nos invita una vez más a la oración, a la penitencia y conversión”.

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En Guayaquil, el padre Rómulo Aguilar, rector de la Catedral, durante la misa pidió a los asistentes estar atentos a las peticiones de la Virgen. “El mensaje de Fátima sigue siendo actual, es el mensaje de Juan Bautista, es el mensaje de todos los profetas (...) el servicio desinteresado para toda la comunidad, para que nadie tenga hambre...”, indicó.

Al final de la misa se realizó la coronación de la imagen llamada la Virgen Peregrina de Fátima, que fue trasladada de la comunidad de los Heraldos del Evangelio, en Urdesa.

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Jonathan Saavedra, miembro de los Heraldos del Evangelio, indicó que mayo es el mes de María y ayer era un día especial para rezar la oración de la paz, que es el rosario. “Ella conoce a cada uno de nosotros, sabe el dolor de cada ser humano, la dificultad de Manabí y Esmeraldas. Si hay alguien que está rezando por ellos es la Virgen”, comentó.

Elvira Carrión dijo ser devota desde que “estaba en el vientre” de su madre. (I)

Suficiente con lo que me tiene con la vida. Vine a la misa solemne, somos del grupo de oratorio de la Virgen de Fátima y de Nuestra Señora de El Cisne. Nuestra madre es una sola.Elvira Carrión, devota