Manta-Portoviejo-Jaramijó

La entrega de alimentos empieza a disminuir en al menos tres refugios de Manta, Portoviejo y Jaramijó, según damnificados, quienes se acomodaron en parques o canchas con los enseres y colchones que pudieron rescatar de sus casas colapsadas o en peligro de caer desde el terremoto del 16 de abril.

Ellos no quieren ir a los albergues estatales porque –afirman– quieren estar cerca de sus predios.

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En el parque Cayambe, en Portoviejo, donde viven 181 familias bajo toldas plásticas y cartones, ha llegado ayuda de una iglesia con 500 almuerzos diarios, pero en los últimos dos días enviaron 200, solo para los niños, señaló Manuel Rezabala, presidente barrial del sector Francisco Pacheco, donde fallecieron 25 personas y cien estructuras colapsaron.

Allí, la ayuda con kits de alimentos ha sido entregada en dos ocasiones por militares, la última vez fue la semana pasada, sostuvo. “Nos tienen marginados”, expresó Rezabala.

Este lugar lo comparten seis familias. En las mañanas, las mujeres preparan el desayuno y en las noches, algunos se distraen viendo televisión o jugando fútbol, conversando y pernoctan, como pueden, de dos o tres personas en un colchón.

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En una grada vive Marco Ponce con su esposa y dos hijos, uno de ellos tiene discapacidad física en un 64%, según el carné del Conadis. “No tenemos dónde ir, queremos saber si nos pueden ayudar a levantar nuestras casas. Mi esposa recibe el bono de $ 50 por mi hijo y eso nos ayuda en algo”, dijo Ponce quien trabajaba como albañil.

“Ya ni el agua llega, solo tanqueros para cocinar o lavar. Para beber tenemos que comprar bidones”, aseguró Francisco Zavala, que con su familia, su mamá, seis hermanos y sobrinos viven en una covacha.

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Mientras tanto, en la cancha de tierra del barrio San Pablo, en Jaramijó, la ayuda última de víveres llegó hace dos semanas, según María B. “No queremos irnos al albergue (que está en el estadio) porque no queremos dejar lo que quedó de nuestras casas”, señaló preocupada la madre de cuatro hijos.

Ahí han ido autoridades del MIES y de la Secretaría de Riesgos para sugerirles que se acerquen al albergue para estar en mejores condiciones. No obstante, hay escepticismo.

En el refugio de la parroquia Tarqui, Manta, la situación es similar. En una cancha de tierra, donde hay 135 familias en carpas, también llega menos la ayuda. “En cuatro días no ha llegado nada, estamos con las últimas reservas. El lunes recién llegó el tanquero para cocinar y lavar ropa”, dijo Mariuxi Q., madre soltera de un niño.

En el albergue del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) de Portoviejo, localizado en el antiguo aeropuerto, los alimentos llegan con normalidad, comentaron damnificados que el martes pasado cocinaron las tres comidas para las 1.080 personas que integran 264 familias. Ahí, hay 206 carpas, de las cuales 176 estaban habitadas hasta ese día.

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Las raciones alimenticias provienen del centro de acopio del Fuerte Militar de Manabí donde en bodegas permanecen para distribuirse a los albergues de Portoviejo, Rocafuerte, Junín y Pichincha y sectores programados por el MIES.

La ayuda sigue llegando, afirmó Vinicio Orozco, encargado del centro de acopio. Allí, las solicitudes de resguardo han disminuido para entrega de víveres. Desde este mes, solo 4 camiones pidieron custodia. (I)