María C. ayer no disfrutó del Día de la Madre como lo había planificado. En lugar de haber permanecido en casa recibiendo elogios y regalos de sus ocho hijos, estuvo en la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía velando porque al último de sus vástagos no lo dejaran detenido.

El joven, Antonio F. C., de 20 años, fue aprehendido en horas de la madrugada en el sector de las calles Nicolás Segovia y la I, sector del Cristo del Consuelo, en el sur de Guayaquil.

María contó que los agentes lo hallaron supuestamente con cierta cantidad de droga y sospecharon de que se trataba de un expendedor de alcaloide. Pero la realidad, según la progenitora, es que Antonio es adicto desde los 17 años.

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Recordó que su hijo estaba libando en su casa y de repente se ausentó sin decir nada. Minutos después a María le comunicaron que lo habían detenido. “Por más que le supliqué a los policías, se lo llevaron; es inocente. Él es el que más me ayuda, trabaja en el mercado con una tricimoto”, dijo.

Ayer María lloraba junto a su hijo, quien yacía adormecido en una silla de la Fiscalía y con las manos esposadas. Afuera, otros familiares esperaban noticias acerca del desenlace legal.

Hasta las 11:00 esperaban que se desarrolle una audiencia de formulación de cargos, en la que se iba a decidir si procesaban o no a Antonio. (I)