Inés Ramírez de Gallegos, de 58 años, retiraba ayer del piso y de las paredes el hollín que quedó impregnado en una de las tres vivienda afectadas por el incendio que se registró el miércoles pasado en una bodega de las calles Portete y Carchi.

Ella junto con su esposo, Reinaldo Gallegos, de 67 años, y su nieta de 4, habita al lado de la bodega de tapicería donde se originaron las llamas.

Con una escoba y agua, Inés intentó sacar el hollín y trató de disminuir el olor a quemado que invade su vivienda.

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Con su esposo sacaron las ventanas del primer piso por que se tornaron amarillas y parte del tumbado, que se quemó junto al cableado eléctrico y unas tuberías de agua.

“Yo creí que el incendio era en mi casa, pero logramos salir. Después de un rato mi esposo ingresó y pudo sacar al perro y al gato”, contó Inés, quien tuvo que dormir en un hotel porque el olor y la suciedad predominan en su casa. Ayer aún no decidía dónde se va a quedar hasta reparar su vivienda.

El fuego también afectó a una edificación aledaña, de dos pisos. Allí los afectados de un departamento no estaban, pero se conoció que se habían alojado en casa de un familiar.

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Otros inquilinos también optaron por buscar refugio en inmuebles de sus familiares, como el de Esther Mosquera, de 47 años.

“La casa está llena de ese olor a quemado. Tuvimos que irnos con mi hermana y mi sobrina a dormir a la vivienda de un familiar porque aunque no se me quemó nada, el olor es demasiado fuerte”, comentó Esther.

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Otro inquilino de la misma edificación, José Luis Quinde, de 64 años, prefirió quedarse en la casa por temor a que le roben sus cosas. A él se le dañó un televisor y sus dos periquitos murieron asfixiados.

“Gracias a Dios, mi esposa no estaba en ese momento porque ella sufre de la presión, pero yo sí, estaba dormido. Me tuvieron que levantar para poder salir, pero mis mascotas se me quemaron”, manifestó Quinde, quien es guardia de seguridad.

Otra persona que se quedó en su casa fue Gladys Siaviachay, de 60 años, ella vive en el tercer piso de uno de los edificios próximos a la bodega.

Ella, su hermana y una sobrina no sufrieron daños materiales, pero sí en su salud. Las tres fueron trasladadas al hospital Guayaquil.

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Siaviachay, al momento de ser recatada, resultó herida en el rostro con un alambre, su sobrina y hermana presentaron síntomas de asfixia.

Ella recordó que no pudieron salir rápido del edificio porque la escalera principal se llenó totalmente de humo y no pudieron avanzar, pero entre los gritos unos policías y vecinos las ayudaron a salir por una ventana que está en la parte de atrás del edificio.

Ella se puso a limpiar toda su casa, pero también le era difícil limpiar el hollín de las paredes y sacar el olor a quemado.

Todos los afectados mencionaron que hasta la mañana de ayer ninguna autoridad se ha acercado para prestar alguna asistencia. Ellos esperan a que el propietario de la vivienda se acerque y les dé una solución ante los daños.

Ayer, personal del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil realizó una inspección en las casas afectadas y clausuró cuatro locales. Uno de ellos fue el del incendio y los otros que están al lado de la bodega.

Hasta la mañana de ayer no hubo un pronunciamiento por parte del propietario del inmueble de donde se originaron las llamas. (I)

Apuntes
Incendio

Voluntarios
El teniente coronel Polo Terán, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, informó que para apagar el fuego participaron más de cien bomberos y cerca de cuarenta unidades de rescate acudieron al sitio.

Bodega
En la bodega que se incendió encontraron materiales de fácil combustión, como madera, espuma, diluyente y otros de una tapicería.