“Estaba con unos audífonos, chateando con mi novia. Pensé que era el calor porque el aire (acondicionado) del cuarto no abastecía. Salí a la sala y todo estaba lleno de humo. Cogí a mi perrita Puchi, pero a los ocho pasos me desmayé. No sé cómo logré subir las escaleras, arrastrándome”.

Carlos Luis Palacios, de 27 años, evoca los momentos de aprieto que vivió la mañana del miércoles 4, cuando un incendio en una bodega cercana a su casa lo hizo temer por su vida. El fuego y espeso humo lo mantuvieron atrapado, a él y a su mascota, en la terraza de un edificio de cuatro pisos, donde vive, en Portete entre Carchi y Tulcán.

La piel se le eriza al rememorar su angustia. “Al subir a la terraza mis piernas otra vez no me funcionaron y quedé inconsciente, luego busqué una esquina, logré treparme para buscar aire y (ya en la terraza) con una camiseta de la selección pedí ayuda”, cuenta Carlos Luis, cuyo departamento en el tercer piso lo ocupa hace 10 años.

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En la terraza, con Puchi a cuestas, se sintió acorralado por el espeso humo y pensó en lanzarse dos veces. Su opción era caer sobre una motobomba de los bomberos, pero al costo, comenta, de sufrir posibles fracturas o de “reventarse los pulmones”.

Carlos Luis agrega que podía lanzarse también por la parte posterior del edificio, hacia un techo de zinc, pero también podía morir, admite.

Pasaron 15 minutos de zozobra, de ver nervioso el avance de las llamas, a los bomberos tratando de sofocarlas y de oír a la gente gritándole qué hacer. Un par de veces agitó la camiseta de la selección clamando socorro. Y nunca dejó a Puchi, su mascota de raza shitzu, de 4 años de edad.

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“Entré en desesperación al ver que los bomberos pusieron una escalera, pero no llegaba hasta donde yo estaba. Luego vi a un amigo que es bombero. Lo llamé. Él se movilizó y con ayuda de vecinos colocaron otra escalera más alta y pude salir con Puchi”, menciona el joven, con estudios en Gestión Empresarial.

Carlos Luis bajó por aquella escalera, sosteniendo a Puchi con el brazo derecho. Al llegar a suelo firme, la multitud lo aplaudió emocionada.

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Ambos recibieron atención médica. Pero Puchi se recupera en una clínica veterinaria debido a que sus pulmones se afectaron por el humo.

Carlos Luis, agradecido por las personas que le extendieron la mano, ahora duerme en la casa de una tía. (I)

Fue nefasto, me asfixié, todo estaba negro. Volví a vivir, me dieron otra oportunidad de hacer las cosas bien, he sido poco humilde; estoy muy agradecido.Carlos Luis Palacios,afectado por incendio en Portete y Carchi