La sombra del desabastecimiento se extendía el jueves por el archipiélago de Chiloé, donde una masiva presencia de algas tóxicas impide a los pescadores artesanales recoger mariscos.

En tanto, el gobierno chileno advirtió que pese a las protestas no incrementará la ayuda ofrecida de 150 dólares mensuales por familia.

La escasez es producto del corte de rutas que los pescadores mantienen desde hace seis días entre las distintas ciudades del archipiélago, lo que impide el abastecimiento de combustibles y ha paralizado el tráfico de los transbordadores que unen las islas con el continente, desde donde llegan los alimentos.

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Dirigentes gremiales advirtieron que los cortes se incrementarán hasta que el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet acceda a elevar la ayuda a por los menos unos 600 dólares mensuales.

El obispo Juan María Agurto declaró este jueves que efectivos antimotines fueron enviados por mar a Chiloé y que otros serán transportados por avión. La víspera el ministro del Interior Jorge Burgos había amenazado con el uso de la fuerza para despejar los caminos.

La crisis se desató por la aparición en la región de Los Lagos, en el centro sur del país, de micro algas tóxicas que son absorbidas por los mariscos que filtran el agua, como las machas y almejas, que al ser ingeridas por el ser humano pueden llegar a ocasionar la muerte. Según expertos la llamada "marea roja" estará presente al menos por dos meses más y luego de ese tiempo habrá que esperar que los moluscos se limpien.

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El fenómeno dejó al menos a 7.000 familias sin ingresos a las que el gobierno ofreció una canasta de comida y 150 dólares mensuales.

A la presencia de la toxina se sumó el jueves una masa gelatinosa flotando en un área de Carelmapu, en Chiloé. Daniel Mundaca, ingeniero ambiental de la zona, dijo que parece grasa y que "se han descubierto micro algas alrededor".

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"Esto claramente no son efectos de la marea roja", agregó.

La cesantía obligada de los pescadores afecta a todo el comercio y unas 90 escuelas debieron suspender las clases porque no se pueden calentar los recintos y la zona es muy húmeda, fría y lluviosa. En varias partes se ha observado la aparición de ollas populares. (I)