Nunca antes la avenida 4 de Noviembre entre las calles Venezuela y J-4 tuvo tanta actividad comercial como ayer. En estos sectores se han levantado desde ya hace algunos días un improvisado mercado en el que laboran una parte de los comerciantes del mercado de Tarqui, estructura duramente afectada por el terremoto.

Hasta los exteriores del cuartel de Policía de esta parroquia sirvió como espacio para peluquerías, expendio de ropa y otros productos. Ahí estaba David Chelé con su negocio de venta de tortilla de maíz y yuca que inició hace más de 10 años. “Acomodándonos como pueda, debemos trabajar y aquí lo hacemos”, expresaba este comerciante mientras veía cómo taxis y buses pasaban cerca de su horno que lo moviliza en una carreta.

En otra esquina, Arón Chávez ofrecía pollo; aún con lagunas en sus ojos tratando de impedir que surjan lágrimas recuerda que la noche del 16 de abril no solo perdió varios cientos de dólares en pollos que tenía pensado vender la madrugada siguiente, sino que también perdió su negocio que lo levantó desde niño, cuando ese oficio le legaron sus padres.

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“Jamás pensé que el mercado quedara derribado al punto que indican que lo demolerán. Es doloroso, pero tenemos que trabajar, la vida sigue”, expresa mientras a su lado, María Santana acomodaba unas caritas (pescado) más consumidas por los manabitas.

A 400 metros del improvisado mercado se encuentran otros comerciantes. Es el sector cercano a La Poza (a 200 metros de la terminal terrestre de Manta), donde en octubre y noviembre se levanta la feria del comercio y es en donde se reubicarán momentáneamente más de mil quinientos comerciantes que se cree laboraban en el mercado de Tarqui. (I)