Las personas con discapacidad que reclaman al Gobierno boliviano una mejora sustancial del subsidio que reciben procedieron ayer a sacarse sangre para escribir con la misma sus pancartas de protesta.

“Renta o muerte” decía uno de los carteles escritos con sangre. En inmediaciones de la plaza de Armas de La Paz, donde están el Palacio de Gobierno y el Congreso, los manifestantes procedieron a extraerse sangre con jeringas para luego escribir sus pancartas.

Decenas de personas con discapacidad han estado tres días en las cuatro vías de acceso a la plaza principal de La Paz, como medida de presión para ser recibidos por el presidente boliviano, Evo Morales.

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“Estaremos aquí hasta las últimas consecuencias. Queremos vivir con dignidad”, dijo Diego Cayo, líder de los manifestantes, quien rechazó una última invitación del Gobierno a dialogar, pues esa convocatoria no contempla la discusión sobre el monto del subsidio.

Estas protestas fueron dispersadas en días pasados con gases lacrimógenos por la Policía. Naciones Unidas exhortó al Gobierno y a los movilizados a buscar soluciones integrales.

Los protestantes piden que el subsidio mensual de 80 bolivianos ($ 11,5 dólares) por persona suba a 500 bolivianos ($ 72).

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El Gobierno ha rechazado reiteradamente esa posibilidad, argumentando que tendría efectos perversos sobre las finanzas públicas.

El Gobierno llegó a un acuerdo con otros dirigentes de las personas con discapacidad, convenio rechazado por el grupo que protagonizó una marcha de 400 km por 35 días desde Cochabamba (este) hasta la ciudad de La Paz.

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En otro tema, ayer Naciones Unidas recomendó al Ministerio Público boliviano la investigación de los dos incendios registrados en los últimos dos meses en la casa del Defensor del Pueblo, un duro crítico del Gobierno de Evo Morales. (I)