Nunca estuvo en los planes de Nelson A. escapar de la cárcel El Rodeo, en Portoviejo, y menos, según su esposa Lissette L., sabiendo que es inocente del delito por el que fue sentenciado tres años y seis meses de prisión: asociación ilícita.

Pero el terremoto de magnitud 7,8 que azotó el país, especialmente las provincias de Manabí y Esmeraldas, hizo que Nelson reconsiderara la convicción de no evadir la justicia. Lissette manifiesta que él huyó por su familia, y más aún por sus hijas de 7 y 4 años.

Lissette recuerda que el sábado 16 de abril, ella regresaba de visitar a su esposo en la cárcel. “No sentí nada porque venía en el bus, el bus parecía que se iba a virar, pero no sabía qué pasaba. Cuando llegué a la casa ahí vi las noticias, y me preocupé por él, no sabía si estaba bien o estaba mal...”.

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La misma preocupación invadió a Nelson en la cárcel y no desaprovechó la oportunidad para huir y buscar a su familia. Lissette cuenta, basada en el relato de su pareja, que el sismo provocó que algunas paredes del reclusorio colapsaran y que supuestamente los guías abandonaran la vigilancia.

En ese momento escapó del sitio en compañía de otro recluso, a quien presuntamente le faltaban dos días para recuperar su libertad.

Ambos se habrían refugiado en un cerro cercano a la cárcel, sin saber hacia qué dirección ir. Entonces, dice Lissette, luego de varias horas llegaron a la casa de un familiar del otro recluso, cuyo nombre desconoce, donde se cambiaron de ropa.

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Mientras tanto, las autoridades anunciaban la evasión de un grupo de internos y Nelson tenía como misión llegar a Guayaquil, en el sector Monte Sinaí, donde habita su familia.

No fue sino hasta el lunes 18 en que Nelson llamó a su esposa por teléfono para decirle que estaba bien y que se encontrarían en casa de un allegado.

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El reencuentro fue emotivo, cuenta Lissette. Las niñas, Ashley y Karina, no veían a su padre desde hace seis meses. “Ellas le decían que ya no se vaya a trabajar, porque todo este tiempo se les ha dicho que el papá está de viaje trabajando”.

Los cuatro aprovecharon para estar juntos y tomarse fotos, hasta que llegó el momento en que Nelson decidió entregarse. Lo hizo el viernes, “porque no quiere estar huyendo, él es inocente”, insiste Lissette. (I)