Varios miles de opositores al proyecto de acuerdo de libre comercio transatlántico se manifestaban en la ciudad alemana de Hanóver este sábado, víspera de la llegada el presidente estadounidense Barack Obama, promotor del tratado.

Más de 35.000 personas llenaron las calles, según la policía, aunque los organizadores aseguran que había más de 90.000. Una multitud que desfiló en calma hasta media tarde, constató un periodista de la AFP, portando pancartas contra el TTIP, acrónimo del acuerdo de libre comercio, también llamado Tafta, que la Unión Europea y Estados Unidos están negociando.

"No queremos el TTIP. Queremos democracia, no la cultura del secreto y el poder de las grandes empresas", denunció Hanna Berlin, jubilada alemana de 68 años.

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"No hay ninguna razón para seguir los pasos de Estados Unidos. La sociedad europea no necesita avanzar en detrimento del medio ambiente", declaró Ladislav Jelinek, un checo de 38 años que vive en Alemania desde hace dos años.

En Alemania, los opositores a los acuerdos de libre comercio están muy movilizados: entre 150.000 y 250.000 personas, según los recuentos, se manifestaron en Berlín el pasado octubre.

Oenegés y sindicatos denuncian desde hace meses el acuerdo, que rebajaría, según ellos, los estándares de las normas sanitarias europeas y daría la posibilidad a las multinacionales de recurrir las leyes de un Estado ante un tribunal de arbitraje.

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El escepticismo va ganando fuerza entre la sociedad civil a ambos lados del atlántico. Solo el 17% de los alemanes y el 15% de los estadounidenses piensan que el TTIP es "algo bueno", frente a más del 50% que opinaba lo mismo en 2014, según un sondeo de la fundación Bertelsmann.

De visita en Londres, Obama se mostró comprensivo respecto a los miedos que suscita el proyecto de tratado.

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Anteriormente, los acuerdos comerciales "a veces sirvieron a los intereses de las grandes empresas y no necesariamente a los de los empleados de los países donde estas están basadas", reconoció.

Acuerdo, entre las prioridades de Obama

El presidente estadounidenses hizo del acuerdo de libre comercio una de sus prioridades en su último año de mandato, a pesar de que el asunto ha perdido mucha popularidad en Estados Unidos, donde se asocia con la pérdida de empleos vinculada con la mundialización.

Se espera que la visita de Obama, que inaugurará el domingo la feria industrial de Hanóver junto a la canciller Angela Merkel, dé un nuevo impulso a las negociaciones sobre el mayor acuerdo comercial de este tipo en todo el mundo, en un momento en el que atraviesan dificultades.

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Este acuerdo "es uno de los mejores caminos para promover el crecimiento y crear empleo" tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, declaró Obama al diario alemán Bild.

Por su parte, Angela Merkel defendió el proyecto y dijo que "no estamos retrocediendo en nuestras normas, protegemos lo que se está haciendo en la actualidad en Europa en materia de medio ambiente y de protección de los consumidores" a través de un video difundido por su gabinete.

Este tratado, en el que "todos ganan", es una oportunidad para la UE de "definir normas de envergadura mundial", afirmó la canciller. En caso de acuerdo con Estados Unidos, las otras potencias "lo tendrán muy difícil para quedarse atrás durante mucho tiempo", consideró.

El lunes comenzará un nuevo ciclo de negociaciones sobre el TTIP en Nueva York, el 13º desde 2013.

El tiempo corre en su contra. Las elecciones presidenciales se acercan y ninguno de los dos grandes favoritos, el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, parecen estar dispuestos a cerrar el acuerdo con Europa.

En vista de las dificultades para zanjar el TTIP, el presidente estadounidense podría acabar concentrándose en otro objetivo: la ratificación del Acuerdo de Asociación Transpacífico, un tratado de libre comercio entre Asia-Pacífico y América.  (I)