Unas 10 personas, entre niños y adultos, descalzas o con sandalias, caminaban ayer entre el lodo al filo de la carretera.

Iban desde unas carpas armadas con plástico hasta camionetas para retirar ayudas.

Una de ellas era Julián Vera, de 65 años, quien cuenta que las paredes de su casa, en el barrio María Luisa, colapsaron con el terremoto. Colocó algunos plásticos y armó un refugio en la vía a la espera de ayuda.

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La lluvia, que fue intermitente, apareció a la medianoche del pasado jueves.

“Ya (con) el sol ahí pasamos, pero la lluvia es diferente”, dijo Yuris Hernández, de 23 años, quien se ubicó junto a su familia a unos 10 minutos de Pedernales, tras el desplome de su casa. Con plásticos armó el sitio en el que duerme. Aseguró que se mojaron y que con la lluvia aumentan los mosquitos. Pidió ayuda con más plástico o carpas. (I)