La música y la alegría de la gente que caracterizaban a Puerto López, Manabí, han desaparecido. En la ciudad llena de color y turística, cuyo malecón se encontraba en construcción hay susto y preocupación.

No hay bañistas en la playa y las calles están desoladas. Parte de los habitantes intentan remover los escombros de las paredes que se cayeron y otros están al pendiente de llamadas y monitorean los noticiarios para conocer si hay novedades de amigos y familiares que estaban en Manta el día del terremoto.

Algunos aún tensionados porque la tierra sigue temblando están de forma provisional en casa de familias acogientes.

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La evaluación de daños que realizó el Cabildo del cantón Puerto López determinó fisuras en estructuras de construcción mixta. Paredes caídas y algunas personas con heridas.

Carlos Villacreces, director de Planificación del Municipio de Puerto López, detalla que 65 familias que habitaban en 60 viviendas fueron afectadas. Hay 11 viviendas colapsadas por su antigüedad, precisa.

En Puerto López se han habilitado tres albergues y cada uno acoge a 10 familias. Otras 35 están con parientes.

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En el mismo cantón, el hotel Agua Blanca sufrió severos daños en sus bases y sus paredes se cuartearon y fue declarado como ‘vivienda inhabitable’ luego de una evaluación por parte del Cabildo.

También el cuartel de Bomberos de Puerto López es una de las estructuras con riesgo de colapso. En el edificio de tres pisos el terremoto provocó que varias paredes se cayeran, partió la escalera de cemento, los equipos quedaron a la intemperie y la motobomba fue estacionada a un costado del cuartel. Lo que queda de la escalera ha sido apuntalado con cañas.

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Unos kilómetros más adelante, en la Ruta del Spondylus, está Salaite, un recinto de 150 pobladores que pertenece a Machalilla, cuyo presidente es Carlos Barcia, quien dice que hay más de 10 casas con daños.

Puerto Cayo, del cantón Jipijapa, es otra de las zonas golpeadas por el terremoto. En este sector se reportan 75 viviendas afectadas. “Son alrededor de 8 casas que se han ido abajo”, dice Óscar Piguave, presidente del GAD parroquial.

En recintos como Cantagallo, Manantiales, Motete, así como en los barrios 28 de Mayo y San Francisco se han reportado daños y destrucción en viviendas de construcción mixta.

En la misma vía está Jipijapa, otra ciudad manabita en la que el COE tiene el reporte de edificaciones afectadas. En la zona hay problemas de agua; el servicio de internet y la señal telefónica son esporádicos, el servicio eléctrico aún es irregular en la zona rural.

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Hay daños en casi 200 viviendas, en estructuras de edificios públicos y privados, problemas en la línea de conducción de agua y la ciudad está desabastecida, dice Yuri Chóez, presidente del COE cantonal de Jipijapa. En esta ciudad se han habilitado tres albergues.

Habitantes de sectores aledaños al edificio del magisterio manabita claman la demolición de la estructura que está inclinada. El COE sostiene que analizan su demolición. El edificio de la Fiscalía tiene fisuras y hay daños en la iglesia San Lorenzo Mártir.

La huella del terremoto también está en la provincia de Santa Elena, en donde hay viviendas destruidas y otras decenas con daños. Libertador Bolívar, San Antonio, Cadeate y Manglaralto son los poblados con más afectaciones.

Según la información de afectaciones del COE no hay problemas en vías terrestres, daños leves en el sector turístico, 70 viviendas afectadas, 26 de ellas con daños leves y otras 44 colapsadas. Además hay 41 familias albergadas.

El reporte también indica que hay afectaciones leves en 30 instituciones educativas, 8 entidades de salud y 122 edificaciones.

Solo en San Antonio, comuna de la parroquia Manglaralto, la dirigencia refiere que 5 casas se desplomaron y más de 30 tienen daños en paredes. Mientras, en Cadeate, su dirigente William Suárez detalla que hay 51 viviendas afectadas, 4 de ellas destruidas. (I)

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viviendas quedaron totalmente destruidas en Santa Elena.