Emocionados y expectantes estaban los residentes y amantes de la naturaleza que se aglomeraron alrededor de las jardineras en el parterre central de la avenida Samborondón, en el km 5, para participar de la siembra de guayacanes, el pasado domingo 10.

Ni la permanente llovizna evitó que los más de 100 participantes realizaran la actividad, por lo que en cada jardinera no faltaba quien sostuviera el árbol, la pala y la porción de fertilizantes y abonos orgánicos para nutrir la especie.

Se trató de la segunda fase de la campaña Sembrando una ciudad, de Fundación La Iguana, que por primera vez organizó un evento abierto a la comunidad en el que personas de todas las edades, bajo la guía de los voluntarios, se encargaron de hacer la siembra.

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Uno de los participantes fue el tenista Andrés Gómez, quien con un look sencillo e informal, con jean, una gorra y la camiseta de la fundación en el hombro, sostenía el tronco del guayacán mientras los demás rellenaban el agujero con la tierra.

“Lo ideal sería que la misma cantidad de árboles que se sacan se coloquen para crear un equilibrio, por lo que iniciativas como estas ayudan a crear conciencia ambiental y a mitigar un poco el impacto que la sociedad ha causado en la naturaleza”, comentó.

La campaña, que tiene como objetivo crear una ciudad con más espacios verdes en donde exista mayor presencia de especies nativas y endémicas de cada zona, ha sido acogida por el Municipio de Samborondón como parte del Plan Ambiental que la entidad puso en marcha desde inicios del 2015.

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En la actividad estuvo el alcalde José Yúñez, quien afirmó que las siembras continuarán y que dentro del proyecto se involucrará a los estudiantes de los colegios del sector, “para cultivar en ellos el respeto por la naturaleza y fomentar su interés en las siembras”.

Una de las sorpresas del evento fue la entrega de un diploma de reconocimiento a 25 green leaders, por su labor en la fundación, por parte de Andrea Fiallos, la directora. Ella dio paso a la siembra invitando a los espectadores a crear un mundo más verde y sano que quede como legado para nuevas generaciones.

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Bajo la guía de un green leader cada grupo de personas escuchaba con atención cada paso que se debía realizar al momento de sembrar. Algunos como Jorge Montenegro y su esposa, Gabriela Pineda, esperaban al pie de la jardinera su turno para hacerlo. “Siempre hemos tenido una conciencia ambiental y nos animamos a venir por todos los beneficios que los árboles les dan a los seres vivos, es la primera vez que vamos a sembrar un árbol”, expresó emocionado.

Lo primero que se hizo fue el agujero, que tenía que ser el doble en diámetro del tamaño de la base de la especie que estaba en una funda. Allí más de uno colaboró moviendo la tierra con una pala. Daniela Cimera, una de las voluntarias, explicó en cuanto a la profundidad, que la especie no puede quedar tan abajo porque se podría ahogar, ni tan arriba porque no se podrá enraizar, por lo que era recomendable que el cuello del árbol quede al nivel del suelo.

Luego se rasgó la funda en la que estaba el guayacán y se colocó el compost y humus, para después poner el árbol y cubrirlo con la tierra.

De repente, justo en esta parte del procedimiento, las pisadas por parte de los participantes captaron toda la atención. Grandes y chicos pisaban con un poco de fuerza la tierra que cubría el árbol. “Así se eliminan las burbujas de aire que se pudieran quedar adentro, dando paso a que se creen organismos que se pudieran comer la raíz” explicó Daniela.

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Al final se colocó un tutor, que es un palo fino que se ajusta a la raíz y que sirve de soporte para evitar que la especie crezca torcida.

Como un acto simbólico, cada familia colocó junto a las raíces del árbol que sembró un deseo escrito en un papel de caña de azúcar. “De esta manera los deseos se realizarán mientras el árbol vaya creciendo”, dijo Andrea con una sonrisa.

La campaña Sembrando una ciudad comenzó a fines de octubre del 2015, con la primera siembra de unos 500 árboles de caoba, guayacán amarillo y guasmo en el parterre de la avenida principal, del km 0 al km 3, así como en un tramo de la ciclovía, en el km 10.

En esta segunda etapa, comprendida entre el km 3 y el km 6, se sembraron 300 guayacanes. La actividad comenzó desde la primera semana de abril por parte de voluntarios, dejando 50 especies vegetales para este evento, que fue patrocinado por las empresas Pure Water, Plastigama y Rocnarf.

Está prevista una tercera fase de siembra, de unos 500 árboles, del km 6 al km 10, a fin de año.

Durante la siembra, que se realizó de manera simultánea en todas las jardineras a la altura del centro comercial Plaza Navona, los artistas Ricardo Pita y André Farra entretuvieron con su música en vivo.

De la misma manera, Cristina Fiallos, hermana de Andrea, presentó Sembrando una ciudad, el tema oficial de la campaña, con letra y música de su autoría.

Las risas, los gritos de alegría y los aplausos crearon un ambiente ameno durante la siembra. Varios personajes como los presentadores de televisión Viviana Arosemena y su esposo, Pedro Jiménez, además de animar el evento, sembraron un árbol. “Es importante que iniciativas como estas se multipliquen porque el cambio que se logra es evidente, las zonas adquieren un entorno distinto, más natural”, dijo Pedro.

Actualmente la fundación ha sembrado unos 1.200 árboles, considerando solo la zona de Samborondón, tanto en recintos como en espacios urbanos. Esto sin contar con las 500 especies de la tercera fase de la campaña, que sumarían en total 1.700 árboles.

Pero la acción de la fundación no se limita solo a la siembra, Andrea explica que luego de los tres primeros meses de cuidado en el que se asegura del enraizamiento, cada municipio firma un convenio de responsabilidad para el cuidado de los árboles, y además recibe un manual de poda y mantenimiento, que está respaldado por la Ley de Arbolado Urbano, del Ministerio del Ambiente.

Según datos del INEC, del último Censo de Información Ambiental Económica en Gobiernos Autónomos Descentralizados Municipales, realizado en el 2012, Samborondón registra 5,94 m² de áreas verdes por habitante. La Organización Mundial de la Salud establece que debe haber 9 m² de áreas verdes por persona, como mínimo, y entre 10 y 15 m² como óptimo, sin considerar cerros ni colinas, sino áreas urbanas, calles y parques.

El alcalde Yúñez asegura que en el sector se está trabajando por alcanzar la cifra óptima, por lo que en los últimos cinco años se han sembrado unas 5.000 especies anualmente en los recintos y sus alrededores. “La posición del Municipio es muy clara, todos los días escuchamos noticias sobre calentamiento global, desastres y problemas ecológicos y, por lo tanto, es importante que juntos hagamos algo al respecto, esto no se trata solo de sembrar unos árboles, el mensaje en sí es que la comunidad se integre y sepa que haciendo un poquito juntos vamos a conseguir mucho”, enfatiza.

El plan de desarrollo cantonal de Samborondón determina que de un total de 40.000 hectáreas hay 2.419 con cobertura vegetal, cifra que incluye las áreas protegidas a las que no tienen acceso los habitantes.

Por eso, con la intención de tener más áreas verdes en el sector, desde hace tres años se modificó la Ordenanza de parcelación y desarrollo urbanístico, según el esquema de ordenamiento territorial de La Puntilla, en el que se establece que el 18% del área útil de la construcción de la urbanización debe ser destinado a áreas verdes, en un espacio comunitario; mientras que antes solo se exigía el 10%. Además se deben utilizar especies nativas. (I)

300
Guayacanes se sembraron del km 3 al km 6 de la avenida.

Siempre utilizamos los recursos, así que lo menos que podemos hacer es devolver en algo todo lo que tomamos de la tierra, participando en campañas como esta”.Jenny Barreno, Participante