Una corte sudafricana dictaminó este jueves que el presidente Jacob Zuma usó dinero público para realizar reformas en su residencia privada y le pidió que lo devuelva, una sentencia aprovechada por la oposición para lanzar un proceso de destitución.

"El presidente debe pagar el monto fijado por el Tesoro Nacional", dijo el presidente del tribunal, Mogoeng Mogoeng, y estimó que Zuma no había "respetado ni defendido ni seguido la Constitución".

El llamado escándalo Nkandla -el nombre del pequeño pueblo donde se encuentra la residencia privada del presidente- se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el jefe de Estado y en un símbolo de las acusaciones de corrupción contra su gobierno y su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC).

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La más alta instancia judicial del país ordenó a Zuma devolver el dinero que utilizó para construir una piscina, un granero, un anfiteatro y un lugar para acoger a visitas, con un coste de 24 millones de dólares (21 millones de dólares).

Zuma enfrenta además la crisis generada por la alicaída situación de la economía y otras acusaciones de corrupción.

Oficialmente el presidente había justificado el gasto para mejorar la seguridad de la vivienda, ubicada en la zona zulú, en el este del país.

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Acusaciones

El escándalo surgió a principios de 2014, cuando la mediadora de la república, Thuli Madonsela, encargada de que el dinero del contribuyente se utilice con buenos fines, entregó un informe en el que acusaba a Zuma de haberse "beneficiado indebidamente" de dinero público para las reformas de su casa, y recomendó que reembolsara parte del dinero.

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Zuma se negaba desde hace meses a devolver un solo centavo de los 220 millones de rands que gastó (unos 20 millones de euros). Pero en febrero aceptó reembolsar una parte del dinero.

"Las acciones del presidente Jacob Zuma constituyen una violación de la constitución muy grave y justifican un proceso de destitución", dijo en un comunicado, la Alianza Democrática (DA), el principal partido de oposición en Sudáfrica.

El DA, junto con la formación de izquierda EFF (Combatientes por la Libertad Económica) llevaron el caso a la justicia.

Ambas formaciones prometieron iniciar un proceso de destitución.

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Sin embargo, Zuma, que controla el parlamento tras ganar las elecciones en 2014, sobrevivió cómodamente este mes a una moción de censura en su contra.

El presidente, de 73 años, termina su periodo en 2019 y no puede ser reelecto. El año pasado fue duramente criticado tras la destitución del ministro de Finanzas, que generó incertidumbre en los mercados y una fuerte depreciación de la moneda local.

"Ahora disfruta de menos poder dentro del ANC que antes de despedir al ministro de Finanzas en diciembre", dijo a la AFP Aubrey Matshiqi, analista de la Fundación Helen Suzman.

"Sin embargo, la erosión que ha sufrido no es suficiente y no constituye una amenaza directa para su posición", dijo.

El ANC, que llegó al poder hace 22 años con Nelson Mandela tras el fin del apartheid, podría perder muchos votos en las elecciones municipales de agosto. (I)