Apenas se abrieron las puertas del patio del santuario, el delirio invadió a la gente que esperaba ansiosa en la calle Lizardo García. Era como si la aurora del cielo guayaquileño hiciera que la imagen de Cristo crucificado adquiriera un brillo que avivaba los sentidos de cientos de feligreses, y eso se traducía en vítores, en aplausos, en llanto.

La figura del Cristo del Consuelo estaba en el centro del patio, decorada con flores multicolores y acordonada por unos 300 hombres, entre policías y voluntarios de la procesión número 57 que el próximo año ya no llegará al templo Espíritu Santo, sino al sector de El Cisne 2, pasando el puente de la A.

El recorrido de Viernes Santo, en el que cada año se estima la presencia de 500.000 personas, se inició a las 07:20 de ayer en medio del tradicional estribillo: “Cristo del Consuelo/ Cristo de mi amor/ ven cura la herida/ de mi corazón”.

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Y mientras la carroza que llevaba la imagen salía a la calle, una marea humana se abalanzaba para tocarla, para frotar fotografías, estampitas, escapularios, rosarios y otros objetos.

Pero aquello era impedido por esa especie de coraza que a más de la figura dio protección al arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, y al párroco del santuario, Ángel Villamizar, que encabezaron la romería de fe, de esperanza.

A ratos, los mismos policías se confesaron impresionados de la insistencia de la gente que, al pasar la segunda de 18 cuadras del recorrido, quería quedarse al pie del letrero de la primera estación del Viacrucis e impedía el avance de la imagen de Cristo, que venía atrás.

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Para contener las arremetidas, el cerco policial se reforzó con tres hileras de uniformados, a lo ancho de la calle, que empujaban hacia adelante.

Lady Fajardo dijo sentirse feliz porque logró meterse en el cerco y así peregrinar más cerca de la imagen. Ella caminó descalza, como una penitencia para agradecer por su salud y la de su hija, Milena, de 4 años.

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Fajardo contó que padece de escoliosis lumbar (curvatura en la columna) que le impidió crecer, y a causa de esa patología ha sido operada cuatro veces.

“He resistido las operaciones y así, con mi discapacidad, trabajo para mi hija porque soy madre sola. Todo gracias a Dios”, expresó con lágrimas.

Otros penitentes caminaron de rodillas o dejaron que las velas se derritieran en las manos, mientras iban en oración, como Augusto Mora o Sergio Solís.

Ana Córdova hizo lo mismo al llegar a la calle Rosendo Avilés. “Yo pido por la paz del mundo entero, hace falta”, dijo.

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Los apretujones e intentos vehementes de los fieles por acercarse a la figura del Cristo del Consuelo se mantuvieron hasta la calle Domingo Savio, donde un carro del Cuerpo de Bomberos rociaba agua.

Aquello los refrescó, pues aunque el sol no estuvo inclemente en la mañana, el caminar en multitud sofocó a la gente, que recibía fundas de agua desde los balcones de las casas.

De allí en adelante, y una vez pasada la IX de XIV estaciones del Viacrucis, los fieles se adelantaron para recibir la imagen en el Espíritu Santo, en Azuay y Leonidas Plaza. Eso fue sugerido por quienes narraban la romería a través de la frecuencia de la Voz de María.

La figura llegó a las 10:30, en un tiempo récord de 2 horas 50 minutos, lo que desató un fervor mayor que al inicio.

Un hombre, de 60 años, falleció durante la caminata. (I)

Testimonio

‘Pido a Dios por mi hijo preso’
“Me siento muy contenta y gracias a mi Señor que me dio la oportunidad de estar en esto. Es primera vez que he estado tan cercana a la procesión, ayudando a decorar la carroza que lleva la imagen. Un hijo mío está pasando por una dificultad. Le vengo a pedir a mi Dios que me ayude, mi hijo está detenido por problemas que tuvo con su esposa. Ya tiene cuatro meses. Le pido a Dios que este sea el último mes, yo sé que el Señor me va a ayudar.

Estoy cumpliendo una promesa que vine a hacer el Domingo de Ramos y estoy aquí para ayudar en todo lo que pueda. Mi hijo, aunque lejos de mí, también está en penitencia en la cárcel, y ese sacrificio de ambos es para pedir la ayuda de mi Dios, con mucha fe”.

Dora Torres (c), devota de 54 años.