A pocos metros del colapso del puente Chalguayacu, ubicado en la vía Cumandá-Pallatanga, en Chimborazo, un grupo de personas observaba el pasado jueves cómo los conductores maniobraban para cruzar el río que pasa por el desvío que se habilitó tras el daño en esta carretera que conecta a Guayaquil con Riobamba.

“Ya se quedó ese camión. Ahora a esperar quince minutos más”, se lamentaba ese día Manuel Cepeda, quien había dejado su camión, cargado con legumbres, en la larga fila de carros que esperaban para pasar.

“Tienes que irte más a la izquierda, por ahí está menos hondo. El camión se pegó mucho a la derecha, por eso se quedó”, le decían a Manuel.

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Tras la abertura de más 20 metros que se produjo en el sitio el pasado 25 de febrero, los carros son desviados por un camino al que se entra antes del hundimiento. De ahí se cruza el río, si el caudal lo permite, y se recorre un tramo que sale más abajo del daño.

En el río, dos retroexcavadoras intentan acomodar las piedras del afluente para que puedan cruzar los carros. Además, empujan a los vehículos cuando se quedan atascados.

La dificultad para movilizarse por esta carretera que une a Costa (Guayas) con Sierra (Chimborazo) estaría generando diversas afectaciones.

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María Guaraca tiene 69 años y vende fritada en la vía principal de Pallatanga, un cantón turístico de Chimborazo. Su local está a unos 35 minutos del viaducto dañado. Ella asegura que desde el hundimiento su negocio ha sido perjudicado. “Hacíamos la pailita, se acababa y hacíamos más, pero ahora con unas 10 libritas pasamos todito el día. Antes hacíamos unas 20, 30 o 40 libras y se acababa, pero ahora ya nada”, relata.

Por una situación similar atraviesa María Alcívar, quien es propietaria de un restaurante en esta localidad. Cuenta que antes del daño de la vía vendía a diario unos 30 almuerzos y unos 4 platos a la carta, pero ahora, dice, las ventas bajaron. “Ayer (miércoles) no vendí nada”, afirmó. Pide que la vía sea declarada en emergencia para que se dé una pronta solución y el tránsito se normalice.

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Ana Lema, quien es dueña de un paradero, dice que sus ventas aumentan en los feriados y teme que en Semana Santa no puedan trabajar con normalidad. “En Pallatanga vivimos de la vía, Pallatanga se muere totalmente sin esta carretera”.

Según Enrique Granizo, concejal del cantón, la agricultura también ha sido afectada porque Pallatanga cuenta con cultivos de tomate, fréjol, pimiento, entre otros, que al llevarlos por vías alternas no llegan en buen estado. “A más del costo que implica movilizar el producto, los precios son bajos, no podemos competir”.

Según Ricardo Paula, director del Ministerio de Obras Públicas en Chimborazo, el próximo fin de semana el puente bailey “sobre la variante” (desvío) estaría listo. Agrega que estaba previsto que hoy se ubiquen los muros que sostendrán el viaducto provisional que empezaría a instalarse mañana.

Señala que el jueves último solicitó, desde Riobamba, que se declare en emergencia la vía, y el viernes, en Quito, continuaron los trámites y se completó la documentación necesaria. Paula cree que mañana podría emitirse la declaratoria.

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En tanto, algunos transportistas indican que prefieren arriesgarse a cruzar por el río a tomar una de las rutas alternas que aumentaría en una o dos horas el viaje, dependiendo de las condiciones del camino.

“Los pasajeros no desean viajar por miedo a que nos quedemos enterrados. (...) Si no nos arriesgamos (a cruzar por el río), no tenemos el trabajo, porque por Guaranda es muy lejos”, dice Jhon Flores, conductor de una Flota Pelileo.

Pero el tránsito por el desvío es intermitente y puede tomar incluso horas, según los usuarios. Luis Pilatasig, transportista, dice que el lunes último debió pasar la noche en el sitio para poder cruzar. “Estuve aquí tipo siete de la noche y me dijeron que ya no hay paso”.

“Hay que estar en las correteadas, puede pasar algo, porque se anda con carga de apuro. Las legumbres se dañan, ya son tres semanas que estamos en esto”, dijo William Caluña, conductor de un camión. (I)