La infanta Cristina de España tomó el estrado ayer para testificar en un caso de malversación de fondos y fraude fiscal que financió el lujoso estilo de vida de ella y su esposo, Iñaki Urdangarin, pero invocó su derecho de responder preguntas hechas solo por su abogado.

Cristina se sentó silenciosamente ante un panel de tres jueces, primero escuchando preguntas hechas por un abogado del grupo que presentó los cargos en su contra, luego de que su esposo concluyera tres días de testimonios.

Diecisiete personas están acusadas en el proceso, incluidos Urdangarin y Cristina, quien se enfrenta a dos cargos de fraude fiscal y por cada uno podría recibir una pena máxima de cuatro años en prisión.

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Sin embargo, la infanta agregó que confía plenamente en la inocencia de su marido.

Antes de ella, Urdangarin testificó, pero no pudo explicar al tribunal por qué gastos personales como un safari o vinos para ellos fueron abonados con la tarjeta de crédito de la empresa que lideraban. (I)