El republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton arrasaron ayer con el sur durante el supermartes. Los líderes en las preferencias de sus respectivos partidos obtuvieron victorias en estados de muchos delegados como Georgia, Tennessee y Virginia. Clinton también ganó en Texas, el gran premio de la noche.

Por el lado republicano, Ted Cruz ganó en su estado natal, Texas, así como en el vecino Oklahoma. El demócrata Bernie Sanders también salió victorioso en su estado local, Vermont, y consiguió otro triunfo en Oklahoma.

Sin embargo, la noche perteneció a Trump y Clinton, quienes convirtieron el día más ajetreado de las primarias del 2016 en una vitrina para desplegar su fuerza y preferencia entre el electorado.

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“Lo que se juega en esta elección nunca ha sido más relevante y la retórica que hemos escuchado de la otra parte nunca ha sido más miserable”, dijo la exsecretaria de Estado a sus partidarios en Miami. “Tratan de dividir a Estados Unidos entre nosotros y ellos están mal y no vamos a dejar que suceda”, agregó.

Conforme se acumulaban los triunfos de Trump, el empresario mandó mensajes de “gracias” a través de Twitter a los estados que iba sumando a su causa. El multimillonario programó una conferencia de prensa nocturna en su lujoso hotel Mar-a-Lago en Florida.

Cruz necesitaba desesperadamente la victoria en Texas para seguir en contienda y posiblemente mantenga su campaña como el único republicano que ha sido capaz de derrotar a Trump en las primarias.

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Para el senador de Florida, Marco Rubio, la noche se convertía en decepción. Aunque varios funcionarios republicanos le expresaron su respaldo en los últimos días, se mantiene en busca de su primer triunfo.

Pero, Rubio, quien ha lanzado una agresiva campaña para detener a Trump, prometió mantener sus esfuerzos por “desenmascarar la verdadera identidad del líder de esta contienda”.

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Trump, un magnate inmobiliario y exestrella de televisión, ha desafiado todas las expectativas con promesas de campaña, como construir un muro a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos con México y deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales.

La idea de una victoria de Trump ha alarmado a los líderes del Partido Republicano. “Si Trump sigue ganando, las decepcionadas élites del partido tendrán que reconciliarse con la idea de apoyar al candidato del partido”, señaló Time Albrecht, un estratega republicano en Iowa.

Trump celebró sus triunfos del supermartes y está ansioso por enfrentarse a Clinton en la elección general. (I)