El presidente mexicano Enrique Peña Nieto visitó este miércoles por primera vez Iguala, la ciudad del sur de México donde la desaparición de 43 estudiantes generó uno de los escándalos más sonados de su sexenio.

La ciudad es conocida como la cuna de la bandera y Peña Nieto la visitó el Día de la Bandera. En una ceremonia llena de pompa militar, Peña Nieto aludió brevemente a los sucesos de la noche del 26 de septiembre de 2014, cuando 43 estudiantes de una escuela normal rural desaparecieron tras ser apresados por la policía. Se confirmó la muerte de otras seis personas.

Peña Nieto dijo que esos suceso demuestran la necesidad de que México siga avanzando por un camino de apego al estado de derecho y las instituciones y que "durante un año y cinco meses el estado mexicano ha desplegado un amplio esfuerzo institucional para procurar justicia a partir de una investigación profunda, transparente y abierta contando incluso con la colaboración de diversas instancias internacionales."

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El domingo, una de esas entidades, un grupo de expertos enviado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, criticó la investigación del caso por el gobierno, y deploró las filtraciones y el escaso acceso a la información.

El grupo de expertos había refutado en gran medida la versión oficial inicial de los sucesos: que un cuerpo policial local leal a un alcalde corrupto había entregado a los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa a sicarios del cártel del narco Guerreros Unidos, los que incineraron sus cuerpos en un gran basural en la vecina Cocula. El grupo dijo que todas las pruebas refutaban la posibilidad de semejante fuego y se quejaron de que se habían pasado por alto otras alternativas.

El miércoles, Peña Nieto dijo que Iguala no puede seguir marcada por la tragedia. "Su gente merece ser conocida por sus fortalezas, por su calidez y su firme carácter". Dijo que su gobierno colaboraba con el del estado de Guerrero para "crear condiciones de seguridad y desarrollo para su población".

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Pero muchas familias no pueden dejar atrás la tragedia. Tras la desaparición de los estudiantes, Iguala se convirtió en un punto de encuentro para más de 200 familias de la región que han sufrido desapariciones de sus miembros en los últimos años.

A pesar de una fuerte presencia militar y de la policía federal, continúan las muertes y desapariciones en la zona de Iguala. (I)