El Gobierno, basado en el Código Monetario de 2014, los usa para pagar a contratistas y a los gobiernos seccionales, que a su vez pueden utilizarlos para cancelar al SRI o negociarlos en la bolsa de valores. A analistas les preocupa que sea una puerta hacia una emisión más elevada y se convierta en un medio de pago paralelo.

En teoría es un papel, pero en la práctica es un instrumento electrónico que permite, según el Banco Central del Ecuador (BCE), “reciclar la liquidez del sistema financiero”. ¿De qué forma? Recogiendo lo que la entidad denomina excedentes de liquidez de la economía (más dinero del que se usa) y canalizarlos a través de títulos del Banco Central (TBC) hacia otros usos, como inversiones o financiamiento.

Por el momento han empezado a usarse para que el Ministerio de Finanzas cancele a los acreedores impagos del Estado (proveedores, contratistas, gobiernos autónomos descentralizados) o, lo que es lo mismo, señalan analistas consultados, financie el gasto público ante la falta de liquidez del Gobierno.

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Este tipo de instrumento fue introducido en 2014 en el Código Monetario y Financiero, que en su art. 126 establece que la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera autorizará al BCE, dentro de los límites de sostenibilidad de la balanza de pagos, “la emisión de valores denominados Títulos del Banco Central (TBC), que serán de renovación automática y respaldados en su totalidad con los activos del Banco Central”.

Una primera emisión de TBC se hizo el año pasado por $ 50 millones. Finanzas compró en efectivo los títulos para pagar a los contratistas, que podían utilizarlos solo para cancelar al SRI (Servicio de Rentas Internas).

En noviembre pasado, el BCE y Finanzas acordaron la emisión de $ 200 millones más, que esta vez podrían negociarse en bolsa, pero servirían igualmente solo para cancelar tributos al SRI. De ese monto, según el gerente del Banco Central, Diego Martínez, se emitieron $ 81’687.979 en diciembre y 134’647.755 en enero pasado, y ya se han redimido $ 75’590.416,28. Es decir, a la fecha el saldo de TBC es de $ 140’745.358,21. La emisión, dijo en entrevista vía mail (ver recuadro), se realiza conforme a los requerimientos que hace el Ministerio de Finanzas. El cupo seguirá en $ 200 millones.

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Los TBC fueron inscritos en el mercado de valores el pasado 8 de enero y desde entonces, según un reporte de la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG), se han negociado $ 66’021.352 a nivel nacional, con un descuento de entre el 1% y el 5% de su valor. El porcentaje, explica su presidente, Rodolfo Kronfle, varía en función de la oferta y la demanda. “El precio que el primer día fue casi a la par bajó a 95% y ahora está otra vez en 98%, se ha ido recuperando”, dice.

Katiuska Viteri, presidenta del directorio de la Asociación de Casas de Valores del Ecuador (Asocaval), que agrupa a 23 casas de valores en el país, coincide. Dice que hoy el descuento fluctúa entre 2% y 3%.

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¿Quién compra TBC?

Empresas como Ecasa, que fabricó las cocinas de inducción, contratistas y gobiernos seccionales han recibido TBC. Según AME, hasta el 14 de enero diez municipios habían optado por los títulos, entre ellos Guayaquil, Babahoyo, Ibarra, Machala, Yaguachi, Santo Domingo.

Los contratistas o los GAD pueden entregarlos al SRI o negociarlos en la Bolsa de Valores a cambio de efectivo, que les permitirá obtener liquidez. ¿Quién compra TBC? Kronfle y Viteri coinciden en que empresas de todo tipo que quieren pagar sus tributos, ya que se reciben al 100% en el SRI.

Alberto Acosta Burneo, editor del boletín económico Análisis semanal, explica que los TBC son un mecanismo para inyectar liquidez a la economía y que ante la falta de recursos del Gobierno le va a permitir financiar el gasto. Sin embargo, se pregunta si cuando el título llegue al destino final, el SRI, que además verá reducida su recaudación en efectivo porque recibirá papeles, el BCE contará con el dinero en efectivo para pagar.

El art. 126 del Código Monetario no especifica si los activos que respaldan los TBC son líquidos o físicos (edificios, terrenos). Pero Burneo considera que no pueden ser líquidos porque estos se encuentran en la reserva internacional, que hoy está en $ 2.900 millones, según datos del BCE, y ya no cubre la totalidad de las reservas bancarias (incluyendo bancos privados y públicos y sociedades financieras, que no reciben depósitos del público). Habla de un faltante de unos $ 545 millones; Martínez (ver recuadro) dice que no hay tal porque sí se cubren los depósitos de la banca privada.

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Fausto Ortiz, exministro de Finanzas de este Gobierno, también coincide en que pese a que el BCE presenta activos por más de $ 7.000 millones, los líquidos están en la reserva.

“A mí no me preocupan tanto los pasivos del Central, como son el dinero electrónico y los títulos del Banco Central, su respaldo, me preocupa más el monto (...). La preocupación arranca cuando esto en algún momento pueda ser una emisión indiscriminada”, señala.

Burneo y Ortiz coinciden en que $ 200 millones es una cifra reducida. Pero es un mecanismo que abre la puerta para un uso más intensivo y el riesgo es que ante la urgencia fiscal se incremente el monto de TBC en la economía, “que tiende a ser un medio de pago paralelo al dólar”, añade Burneo.

Fue lo que pasó en Argentina en 2001-2002 ante la iliquidez que dejó la convertibilidad. Al principio los títulos se usaron para pagar deudas del Estado con gobiernos locales, pero luego se amplió incluso a sueldos.

Para Jaime Carrera, director del Observatorio de la Política Fiscal, la emisión de TBC es una distorsión de las funciones del BCE y del sistema de pagos.

“No es admisible en un sistema dolarizado y en cualquier sistema. Si se quiere un manejo económico sano, cada uno tiene que cumplir sus funciones... Es una suerte de emisión inorgánica que si se multiplica, puede dar mayor incertidumbre en el manejo”, asegura. (I)

75,5 millones ya se ha redimido en títulos del Banco Central, según datos de la entidad.

66 millones se han negociado en TBC en las bolsas de valores de Quito y Guayaquil desde enero pasado.