La investigación genética está a punto de revolucionar las técnicas ancestrales del cultivo de arroz y hacer más resistente y nutritivo el cereal que alimenta a la mitad del planeta, preconizan expertos.

A partir de un gigantesco banco de variedades conservadas en Filipinas, un equipo internacional de investigadores logró determinar mediante tecnología china la secuencia del genoma de más de 3.000 tipos de arroz y realizar una especie de inventario de sus genes.

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Con estos datos, los agricultores podrán potenciar algunas características del cereal para obtener variedades de mayor rendimiento, más resistentes o más nutritivas, indicaron a la AFP los investigadores que participan en el proyecto.

"Esto contribuirá a reforzar la seguridad alimentaria", afirma Kenneth McNally, un bioquímico estadounidense del Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz (IRRI), basado en Los Baños, al sur de Manila.

Con el paso de los siglos, los agricultores mejoraron las variedades cruzándolas o aislando algunas de sus características.

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Pero, según McNally, trabajaban a tientas, desconociendo qué genes controlaban qué propiedades.

Produjo mejorado

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La secuencia del genoma permitirá acelerar el proceso y obtener variedades mejoradas en menos de tres años, en vez de los 12 que se tardaba sin contar con informaciones genéticas.

El IRRI, una ONG creada en 1960 que trabaja con varios gobiernos, colaboró en este proyecto con BGI, una empresa de alta tecnología china especializada en genómica.

El equipo de McNally recabó trozos de hojas extraídas en su mayoría de las 127.000 variedades almacenadas en el banco de datos del IRRI y los envió a China.

Los investigadores destacan por otro lado que su trabajo no tiene nada que ver con la producción de organismos genéticamente modificados (OGM).

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Y subrayan que estas técnicas serán todavía más útiles considerando la degradación de las condiciones del cultivo de arroz y la explosión demográfica mundial.

En efecto, el desarrollo urbano, la subida del nivel del mar y la proliferación de tormentas y sequías causadas por el cambio climático están perjudicando a las tierras agrícolas del mundo entero.

Pesticidas y sequía

También está el hecho de que los agentes patógenos son cada vez más resistentes a los pesticidas o de que el agua dulce, esencial para el cultivo de arroz, se esté enrareciendo en muchos lugares del planeta.

Los investigadores esperan que las nuevas variedades resistirán a estos problemas. "Podremos obtener las propiedades que queramos, en términos de resistencia a la sequía y a las enfermedades, y de rendimiento", asegura Nikolai Alexandrov, bioanalista ruso del IRRI.

Los científicos hablan incluso de una segunda "revolución verde".

La primera, en los años 1960, vino de la mano del agrónomo estadounidense y premio Nobel de la Paz, Norman Borlaug, cuya investigación sobre una resistente variedad del trigo permitió disparar el rendimiento de los cultivos en los países en desarrollo, salvando de la hambruna a millones de personas.

Los investigadores también confían en que puedan producir variedades más ricas en nutrientes susceptibles de combatir algunas enfermedades humanas.

"Estudiamos el enriquecimiento en micronutrientes", afirma Nese Sreenivasulu, investigador indio del IRRI.

Así, la prevalencia de la diabetes de tipo 2, que afecta a centenares de millones de personas en el mundo, podría limitarse con variedades de arroz que liberaran más lentamente el azúcar en la sangre.

El IRRI espera desarrollar además un cereal más rico en zinc, que permitiría luchar contra los retrasos de crecimiento y las muertes ligadas a la diarrea en el sureste asiático. (I)