La homologación salarial que terminó de ejecutarse en el 2010 tuvo incidencia en el alza de las pensiones de retiro de las Fuerzas Armadas.

El presidente Rafael Correa puso en debate la posibilidad de revisar esas pensiones, debido a los altos montos de los oficiales frente a lo que reciben los de tropa.

Esto surgió en medio del roce entre el Ejecutivo y la anterior cúpula militar que se rehusó a que el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa) devolviera $ 41 millones (de $ 48 millones recibidos) por la venta de 66 hectáreas de terrenos ubicados en el Parque Samanes en Guayaquil, al Ministerio del Ambiente, por un presunto sobreavalúo.

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El régimen sostiene que la homologación salarial se materializó desde el 2009.

Según la última rendición de cuentas del Ministerio de Defensa del 2014, en ese año el aumento de salarios fue “en promedio de 4,50 veces más” que en el 2006.

La homologación se ejecutó con el expresidente Alfredo Palacio, luego de conocerse de los préstamos fuera del sistema financiero, conocidos como ‘chulco’, que hacían militares al fallecido notario José Cabrera para tener más ingresos, según cuenta Oswaldo Jarrín, quien fue ministro de Defensa en ese Gobierno.

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El oficial recuerda que dicha homologación significaba que las Fuerzas Armadas debían percibir igual que los funcionarios, a un ritmo progresivo que debía implementarse en los cinco años siguientes.

Así, en el 2006 debía subirse el 10%, y entre el 2007 y 2010, el 22,5% anual. Hasta que en el 2010 se llegue al 100%.

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Al llegar la Presidencia de Correa, “se adueña del proyecto para demostrar que mejoró los salarios. En 2008 estaba aplicándose el proyecto, pero no para que se termine en el 2010, sino en el 2009. Lo que significó que el incremento de sueldos sea de 33,7%”, comenta Jarrín.

“Con el caso de los Samanes se acuerdan de que estamos ganando mucho porque están muy altas las pensiones. Pero es evidente que si incrementan los sueldos, se incrementan –por el mismo porcentaje que se tiene anualmente– las pensiones. Los que más ganan, más aportan, y entre más aporta, mejor es la pensión”, agrega.

Cifras de la cartera de Defensa muestran que los aportes individuales y patronales tuvieron un “crecimiento aproximado (al 2014) del 76%, pasando de $ 82,20 millones en el 2006 a $ 336,72 millones en el 2014”, lo que “se debe básicamente al aumento de la remuneración total unificada”, dice su informe.

Los militares activos aportan al Issfa el 23%. Datos del ente señalan que hasta el 2014 hubo 5.358 oficiales y 35.944 miembros de la tropa. Suman 41.302 activos y 37.195 pensionistas. En total son 229.483 personas.

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Ayer, el mandatario dijo que de cada $ 10 que recibe el Issfa, todo proviene del Gobierno y planteó que sería un sistema más transparente si se pagara a los militares su salario, pero descontado directamente ese aporte del 23%. Por ejemplo, si un soldado gana $ 1.000, “no sería más fácil que ganara $ 770 y el 23% lo paga directamente el Gobierno para sus pensiones”. Y explicó que el Gobierno pone 26% de aporte patronal.

El coronel retirado Mario Pazmiño, cuestionado por Correa por su pensión, dice que solo se cumple con una disposición presidencial. “No es que los militares fueron a buscar esto, fue el Estado el que consideró que todos teníamos que estar homologados y esa ley no salió de los militares, sino del estamento político. Es una norma que debe cumplir”. (I)

En todas las instituciones hay elitismo. La diferencia está en que nosotros no somos empleados, hacemos carrera. No se puede engañar a la opinión pública, hay un afán por dividir a las Fuerzas Armadas”.Oswaldo Jarrín, Exministro de Defensa