Las olas con altura media de 2,3 metros que se pronostican para hoy y para los próximos días en el borde costero del país mantienen en alerta a quienes viven y tienen sus negocios cerca del mar. Ellos temen que los nuevos periodos de oleajes y aguajes se lleven o terminen de dañar sus cabañas, viviendas, plantas, malecones y otras infraestructuras públicas y privadas que están en zonas turísticas.

Según el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar), con el nuevo periodo de aguaje y oleaje se prevé que continúen los procesos erosivos, los traslados de sedimentos y la formación de corrientes de resaca, sobre todo a partir de esta tarde.

En Jambelí, jurisdicción del cantón Santa Rosa, en El Oro, hay cinco familias, en el sur de la playa, que se resisten a abandonar sus viviendas de madera y cañas. Algunas dicen que no tienen a dónde ir a vivir.

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“Tengo una inversión de cien mil dólares, no voy a ir a otro lugar porque esto representa mi vida y aquí vivo con mi familia”, señaló Geomer García, dueño del Museo Marino, quien, por su cuenta, el viernes último colocaba estacas de madera y troncos para evitar que las olas ingresaran a su solar.

Este hombre se encarga de mostrar a los turistas la diversidad marina desde hace unos 30 años, pero su espacio se ha visto amenazado por los últimos oleajes, que se han llevado más de 40 metros de playa y varias construcciones.

El sistema de agua potable fue destruido y también algunos árboles cayeron. Esta escena se observa en los alrededores de las viviendas que están en riesgo. “Si no se hace una obra para proteger la playa, las viviendas que quedan en el sur y norte (…) caerán”, según Pedro Valle, uno de los habitantes.

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En estos últimos quince años se han registrado oleajes muy fuertes que destruyeron la playa. En 2007 empezó a perderse la playa en una franja de tres kilómetros. Otro oleaje, en 2009, destruyó el malecón. Y en 2010 también se agravaron los daños, según los registros de la Capitanía de Puerto Bolívar.

Desde el inicio de este año se han registrado unos cinco oleajes con fuerza destructiva, que afectaron los extremos sur y norte. Una decena de viviendas colapsó y las familias ahora están donde sus parientes.

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Ana Jiménez vive desde hace doce años en la playa. Cuenta que las fuertes olas destruyeron su casa y unas cabañas de alquiler. Además perdió algunos de sus enseres. Vive junto con sus hijos, que se dedican a la pesca. Decidieron permanecer en la playa, pese a que las olas golpean los pilares del hogar.

La maquinaria que realizaba los muros de arena se dañó antes de carnaval y los comuneros piden que se construyan muros de escollera en los extremos de la playa para evitar más daños. Ese pedido lo hicieron al gobernador de El Oro, quien lidera el Comité de Operaciones Emergentes (COE) de El Oro.

En el sur de Manabí también hay casos de familias que se resisten a abandonar sus viviendas, que estarían en riesgo por los oleajes y aguajes.

La casa que los padres de Dolores Moreira adquirieron hace 36 años está a punto de caer por la fuerza de las olas que han carcomido el malecón de Los Arenales, parroquia Crucita, en Portoviejo. Su hogar quedó a un metro de ese abismo que el pasado viernes era rellenado de piedras escolleras.

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Ese día, Tomás Valencia y su esposa, Regina Mero, octogenarios vecinos de Dolores, miraban cómo el mar ha debilitado el perfil costanero. Ella contó que hace 60 años, cuando llegaron, la playa tenía más de medio kilómetro de extensión.

El aguaje ha limitado las actividades en las poblaciones de la parroquia Crucita, que viven de la pesca y el turismo. En Los Ranchos, el aguaje ha dejado casi en el abismo una casa (vacía) de madera y caña.

En San Jacinto, Norma Fariño, gerenta del hotel San Jacinto, dijo que unos 50 locales, entre espacios de hospedaje y viviendas, estarían en riesgo ante la socavación del mar.

En un comunicado de la zonal 4 de la Secretaría de Gestión de Riesgos se indica que tras los recientes aguajes u oleajes se ha detectado socavación en todo el perfil costero manabita. (I)

Inocar
Oleaje y aguaje

Advertencia
Por la fuerte actividad de las olas que se mantienen en estos días, el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) recomienda tener precaución a pobladores, turistas y a quienes efectúen actividades en la zona costera.