Guillermo R. aún tiene en la muñeca derecha las huellas que le dejaron las esposas con las que fue sometido y apresado el pasado jueves. Cuenta que por más que pidió que le aflojaran los grilletes, los agentes policiales que lo detuvieron desoyeron su solicitud. “Antes uno me quiso pegar en la cara porque me decía que si yo le estaba ordenando o pidiendo...”.

Finalmente, Guillermo fue liberado, después de cuatro horas, sin ninguna explicación, según él. Los agentes le tomaron su versión, le quitaron las esposas y le pidieron que abandonara la Policía Judicial.

Lo primero que hizo al salir de ese sitio, dijo, fue acudir a la Unidad de Flagrancia de la Fiscalía a denunciar lo que él considera un abuso policial.

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En el escrito detalla que a las 13:00 de ese día, los policías corrieron la cortina de la ventana de su casa, ubicada en el callejón L y la 26, en el suroeste de Guayaquil, y le pidieron que abriera la puerta. Los agentes llevaban varias horas buscando a un sujeto identificado con el alias Secuaz, quien había herido de bala a otro individuo.

“Me pidieron que abriera la puerta, lo cual hice voluntariamente, situación que aprovecharon los uniformados para ingresar violentamente y al grito de ‘nadie se mueva’ y ‘todos al piso’”, relató el denunciante.

Guillermo indicó que agentes vestidos de civil comenzaron a tumbar las puertas de las habitaciones que su madre alquila en el inmueble para su sustento. Ayer, mientras relataba lo ocurrido, mostró una totalmente destruida.

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“Me tiraron al piso, pateándome dos veces en la parte lateral izquierda del tórax, luego me esposaron”, contó.

Después de que los agentes revisaron toda la casa, el denunciante manifestó que lo esposaron y embarcaron en una moto, y que luego lo llevaron a dar vueltas por el sector por el lapso de media hora. “Me pegaron como tres manotazos en la espalda, y en el camino se preguntaban a dónde me llevaban, y luego me llevaron a la PJ”.

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Otros moradores del sector también denunciaron que los uniformados irrumpieron en sus inmuebles y que supuestamente causaron destrozos. “Destruyeron el marco de la puerta y ya no se puede abrir, cortaron los candados con cizallas, todo dejaron destruido”, manifestó un vecino.

Los perjudicados se preguntaban quién o quiénes cubrirán los gastos de las reparaciones. Guillermo, por su parte, pidió que le sean restituidos esos valores. “Solicito que se investigue y sancione a esos malos elementos policiales y se me reintegre el valor de los daños”

Este Diario solicitó una versión de la Policía sobre el hecho, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. (I)

Investigación
Policía

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Despliegue
Pese a que la Policía movilizó a agentes de las unidades especiales y un helicóptero, alias Secuaz, sobre quien pesan otras denuncias por intento de asesinato, no fue detenido.

Detenido
En su lugar, la Policía detuvo a Pablo R. Q. B., de 20 años, conocido como Bebesaurio, como supuesto cómplice de Secuaz. No obstante, los familiares del capturado dijeron que este no tiene nada que ver con el reciente intento de asesinato.