Dios es mi fuente de infinita prosperidad.

Prosperidad
Aunque reconozco a Dios como la fuente máxima de mi bien, otras personas pueden ser los canales por medio de los cuales mi prosperidad fluye. Empleados, supervisores, clientes y compañeros de trabajo son conductos del bien ilimitado de Dios.

Así como otros contribuyen a mi provisión financiera, yo también comparto la prosperidad con las personas en mi vida. Al pagar las cuentas, doy gracias por los servicios que he recibido. Cuando el dinero u otra forma de prosperidad viene a mí, siento gratitud por la ley de la circulación. Bien sea que dé o reciba, mi actitud amorosa fortalece nuestros vínculos. Hoy doy gracias a Dios por las personas que son canales de prosperidad y bienestar en mi vida.

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1 Corintios 3:6
“Yo sembré, y Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios”. (F)