El canciller sirio Walid al-Moallem advirtió ayer que cualquier tropa terrestre que entre a su país “regresará a casa en ataúdes de madera”, y dijo que con los avances del ejército, el Gobierno “enfilaba a poner fin” a cinco años de guerra civil.

“Cualquier intervención terrestre en Siria, sin el consentimiento del Gobierno sirio, será considerada una agresión que todo ciudadano sirio debe resistir”, expresó Al-Moallem.

Las declaraciones del canciller coronaron una semana en la que fracasaron los esfuerzos liderados por la ONU para iniciar conversaciones de paz entre delegados del Gobierno y la oposición en Siria. Esto, mientras una ofensiva del Gobierno en la ciudad de Alepo, con respaldo aéreo ruso, obligó a miles de habitantes de la zona a huir hacia la frontera turca, que ayer estaba cerrada.

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Un funcionario turco dijo que ayer estaban más de 35.000 sirios en la frontera.

Suleyman Tapsiz, gobernador de la provincia fronteriza de Kilis, contó que Turquía enviaría ayuda a los desplazados, pero que no se les permitiría entrar. Añadió que Turquía abriría las puertas en caso de “una crisis extraordinaria”.

Horas después, Ankara, capital de Turquía, dijo que mantenía abierta su frontera para los refugiados sirios. Esto tras diálogos de cancilleres europeos con su homólogo turco. (I)