Al menos $ 30,1 millones se han negociado en Títulos del Banco Central (TBC) en quince días: del 14 de enero y 28 de enero de 2016, en las Bolsas de Valores de Quito y Guayaquil, según datos bursátiles de la capital.

La cifra representa el 15% del total de $ 200 millones de TBC emitidos el 8 de enero por parte del Banco Central y con los que el Ministerio de Finanzas pagó sus deudas tanto a proveedores como a gobiernos autónomos descentralizados. Estos se han negociados, según la Bolsa de Quito, a un precio que oscila entre 96% y 99,7% (es decir con un descuento de hasta el 4%). Los montos por transacción fueron entre $ 50.000 y $ 3 millones.

Ecasa, por ejemplo, hasta ahora ha recibido cuatro pagos con TBC por lo adeudado por el Ministerio de Finanzas por la venta de cocinas de inducción. Esos títulos, cuenta su gerente, Mario Esteban Espinosa, han servido para pagar impuestos y negociar a través de la bolsa con sus proveedores. Lo ve como un mecanismo positivo que les permite obtener liquidez, pese a un pequeño descuento.

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Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, indica que estos papeles se emiten para inyectar liquidez, y pueden ser negociados varias veces antes de llegar a su destino final: el Servicio de Rentas Internas.

Ve similitud de estos con los denominados “patacones” en Argentina. Y considera que el riesgo de este tipo de pago puede estar en la medida que se utilicen de manera intensiva. Los $ 200 millones de ahora son, agrega, una cifra marginal.

Para la presidenta de la Bolsa de Valores de Quito, Mónica Villagómez, lo positivo de estos papeles es que están respaldados legalmente por el Código Monetario Financiero, por los activos del Banco Central y al estar inscritos en el Mercado de Valores, su negociación se hace en un ámbito de transparencia y una adecuada formación del precio.

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Dice que la Bolsa de Valores ha iniciado talleres para que se conozca el producto. Y que los gobiernos seccionales aún estudian cuál es la mejor manera de aprovechar estos papeles.

A medida que se va consumiendo el cupo de $ 200 millones, el Gobierno puede hacer nuevas emisiones, señala.

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Acosta agrega que son bonos desmaterializados, que son fácilmente negociables, por ser fraccionables. Pero opina que para el SRI no resultaría tan positivo recibir papeles, porque la recaudación no sería líquida. Mientras más papeles se negocien en el mercado (más oferta), los precios de dichos papeles pueden bajar, dice. (I)