Inés Antonieta Montaño Estupiñán se separó de su familia en Esmeraldas cuando apenas tenía 10 años, esto debido a que unos turistas le solicitaran permiso a su progenitora para que les colabore con las tareas domésticas en la vivienda ubicada en el cantón Salinas, provincia de Santa Elena.

Desde entonces inició el calvario para Inés quien durante los dos primeros años no recibió pago alguno y fue víctima de maltrato psicológico, verbal y físico por parte de los empleadores, especialmente de la patrona. Luego escapó y llegó hasta la parroquia Santa Rosa (Salinas), donde contó todo a una familia y con quien se mantuvo hasta cierto tiempo, pues sus empleadores la ubicaron y aseguraron que la devolverían a Esmeraldas, situación que nunca ocurrió y permaneció otros tres años bajo el servicio de la familia, pero esta vez en Guayaquil.

"Ellos no me compraban ropa, la señora pedía a sus sobrinas y eso me daban (...) me volví a escapar de la ciudadela privada, fui a la oficina de buses y regresé a Santa Rosa, aunque siempre me pregunté porqué mi mamá no me buscó", dijo Inés, mientras rodaban lágrimas por sus mejillas.

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Actualmente radica en la parroquia Anconcito, donde formó su hogar y procreó a dos hijos. Tiene una nieta.

Reencuentro

Ahora la historia toma otro rumbo, tras reunirse con sus familiares después de 40 años.

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El nexo fue la red social Facebook y fue su vecina Lisbeth Quirumbay quien buscó a personas con los mismos apellidos de Inés y comenzó a indagar.

“Por cosas del destino revisé los mensajes la semana pasada y empecé a leer los datos que me habían enviado” dijo Marisol Montaño, hermana de Inés, quien reside hace 10 años en Chile y dio aviso de lo sucedido a sus hermanos en Ecuador.

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Así pues 18 personas, entre ellas, tres hermanas de Inés y sobrinos, arribaron a la Península el pasado sábado. Tras conversar, se conoció que los turistas habían dado un número equivocado y el padrastro de Inés, quien la trajo a Salinas dijo que no se acordaba de la casa, ello causó que perdieran el contacto. No obstante, la familia, especialmente su madre ( fallecida hace 21 años) la buscaron siempre.

Inés pensó en demandar a sus ‘verdugos’, pero ahora todo se lo deja a Dios. Por ahora alista maletas para viajar a su natal Esmeraldas. (I)