Te sientes como si estuvieras en algo parecido a una galaxia. Cerca de la puerta de ingreso hay vitrinas especiales, máscaras, al fondo un alienígena, naves, y muñecos bípedos, peludos y de baja estatura.

Es parte del mundo mágico de Carlos Peñafiel Roca, y se trata de la sala de Star Wars que está en su casa, en la que tiene una colección de miles de artículos de la saga cinematográfica, que es su favorita desde su niñez.

“Me gusta porque es grandiosa, fantástica, apasionante, es la película en la que conocí a Luke Skywalker (protagonista principal de la trilogía original y clásica de la saga), mi primer superhéroe. Estoy aquí y soy lo que soy por él”, expresa emocionado.

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Carlos viste un casco de fibra y lleva puesto un traje negro del filme, unas botas alemanas de cuero y un cinturón con una hebilla de acero. Un atuendo similar usó para ir a ver el estreno de la séptima entrega de la saga El despertar de la Fuerza, en el centro comercial El Dorado, ubicado en La Aurora (Daule), en diciembre pasado. Fue acompañado de miembros de la Legión 501, una agrupación que comparte su afición por Star Wars con obras de ayuda social.

Vea el especial de Star Wars, elaborado por EL UNIVERSO

“Vamos a hospitales, a fundaciones, organizamos fiestas de fin de año. Es lo que más nos gusta de esta afición ver la sonrisa de los niños”, manifiesta.

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Para ser admitido al grupo de fans internacional se debe comprar un traje réplica del original de la saga. “Los más baratos están por $ 700 ”, comenta.

Enciende la luz de un sable de Star Wars, lo mueve, y de pronto los ojos brillan como los de un niño cuando tiene un juguete nuevo.

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Manifiesta que la “culpa de su afición la tiene Santa Claus”, el personaje navideño del que se disfrazó su papá en una Navidad para entregarle muñecos de la saga, que fue el regalo que pidió a Papá Noel.

Cuenta que desde sus cuatro años quedó impresionado por la originalidad, los efectos, el mensaje y la música de la película, en 1981, cuando lo llevaron al cine a ver el filme.

Los muñecos que le dio su papá están en su sala de Star Wars, allí también hay una fotografía en la que está posando con sus juguetes y junto a esa foto otras ya adulto, acompañado de los actores y directores de la saga.

Viajó a Estados Unidos el año pasado a una exposición para conocerlos. “Estuve en una fila de más de 300 personas para verlos, pedir autógrafo y fotografiarme con ellos. Ahí conocí a mi superhéroe, ese día me puse nervioso, se me aflojó el estómago”, expresa con entusiasmo y ríe.

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Su esposa, Ximena Toala, entiende su afición, lo acompaña a los lugares donde van a hacer labor social y se pone el atuendo de la película también. Hace poco visitaron a niños con cáncer en Guayaquil, los animaron y se tomaron fotos con ellos.

Y fue ella quien le recomendó hace dos años que construyera el cuarto en el que pueda tener toda su colección. Pero en esa sala de Star Wars además se reúne y comparte tiempo con sus dos hijos, quienes también son fanáticos de la saga. Carlos Andrés tiene 9 años y Martín Sebastián 2 años.

“Mi hijo mayor ya sabe más que yo de Star Wars, y la primera palabra que dijo el menor fue Arthur (personaje) y ahora le encanta taradear la canción de la introducción de Star Wars”.

Esa melodía se escucha en la sala de Carlos, pues tiene discos de vinilo con todos los openings de la saga.

Carlos tiene 35 años, es arquitecto. Uno de los lemas de su vida es el mensaje de la saga: “Siempre va a triunfar el bien, la lealtad y el amor entre padres e hijos”, dice.

Sobre lo invertido en toda la colección dice que ya perdió la cuenta, solo en muñecos sideshows, tiene alrededor de 2 mil dólares. Al momento reúne cascos de la saga, tiene unos 25, aproximadamente. (I)

Dicen de él Más allá de una afición, es un punto positivo que nos ha unido como pareja y familia, logramos hacer voluntariado ayudando a otros y divirtiéndonos”.Ximena Toala, Esposa.