Con los millones a su disposición por las toneladas de cocaína que vende en Estados Unidos, el capo del narcotráfico Joaquín "El Chapo" Guzmán puede pagar los coches más rápidos del mundo, pero irónicamente el que logró robar para huir de los militares que lo capturaron la semana pasada resultó ser una carcacha.

Después de emerger por una alcantarilla el viernes luego de recorrer más de un kilómetro por los drenajes de la ciudad de Los Mochis, en la región noroccidental del país, Guzmán y uno de sus lugartenientes robaron a punta de pistola un Volkswagen Jetta blanco que tenía alrededor de dos décadas de antigüedad.

El vapuleado sedán, con 182,208 kilómetros en el odómetro, tenía los asientos rotos y el forro de piel del volante se estaba despegando. Un mecánico local comentó el martes que el dueño del vehículo dijo que la transmisión estaba dañada.

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Guzmán abandonó el automóvil tras haber manejando cerca de kilómetro y medio, y robó otro, esta vez un Ford Focus rojo.

Aunque el capo es perseguido por cargos de tráfico de drogas y delincuencia organizada, entre otros, testigos dijeron que con el segundo automóvil respetó las leyes de tránsito y esperó a que cambiara la luz de un semáforo por cerca de dos minutos.

"Respetaron la ley", dijo Karim Barajas, de 42 años, quien trabaja en un taller mecánico frente a donde Guzmán abandonó el coche blanco y tomó el segundo. "Arrancaron normal, despacito".

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El capo, quien ha sido enviado de vuelta a la prisión de máxima seguridad de la que escapó hace seis meses, casi logró evadir la captura.

Aunque infantes de la Marina lo estaban buscando por toda la ciudad, los policías federales que estaban investigando reportes de robo de vehículos no tenían idea de que estaban persiguiendo al narcotraficante más buscado del mundo.

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"Nadie sabía quién estaba en los carros", dijo el jefe de policía local Gerardo Amarillas. (I)