Fue una fiesta popular a la que la gente llegó desde las 19:00 del sábado. En la esquina de las calles Décima y Ayacucho, en una tarima con estructura metálica, se presentaron artistas de música rocolera, de salsa choque y hasta un grupo de danza folclórica de la Sierra.

A un costado de la tarima se concentraron comerciantes ambulantes de chuzos, choclos, churros, hot dogs, manzanas acarameladas y demás.

Las personas se ubicaron por la Décima, donde estaban los cinco monigotes gigantes de la película Intensa-mente, y copó la calle hasta pocos metros antes de llegar a Huancavilca.

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Desde allí coreó el estribillo: “Nací parrandero/ bohemio y galán/ mi vida es alegre yo soy bien bacán”, entre otros temas que el músico ecuatoriano Roberto Calero cantó en vivo la noche del sábado.

Pero antes de la música también hubo un sketch cómico, de actores que protagonizan series de televisión local. A ello se sumó un espectáculo de juegos pirotécnicos que llenó de colorido el cielo.

Y en medio del espectáculo, el público buscaba tomarse selfies con los gigantes que confeccionó el artesano Charles Vilema y que fueron incinerados pasadas las 02:00, con la presencia del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil.

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El tránsito por Ayacucho se congestionó por la presencia de los vendedores informales y porque quienes cruzaban por el sector en sus vehículos se quedaban contemplando la escenografía y lo que se alcanzaba a ver de los muñecos.

Ese ambiente de festividad en torno a los años viejos gigantes se replicó en otros sectores del suroeste de la ciudad y del Guasmo sur, aunque no en todos hubo shows artísticos.

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En la 16 y Ayacucho, los vecinos quemaron al muñeco Golden Freezer, que midió siete metros, y fue confeccionado por los hermanos Mauricio y Jorge Figueroa.

Antes de la incineración, por recomendación de los bomberos, el monigote fue segmentado, y para eso la gente lo apaleó hasta desbaratarlo.

Lo mismo ocurrió en la Séptima y Maldonado, donde un grupo de jóvenes se subió en la estructura de caña forrada con cartón y brincaron sobre ella, como si se tratase de un colchón. Esa estructura daba forma a un Bart Simpson, de 6 metros de altura.

La algarabía de la quema de los viejos gigantes, que ya es una tradición en la urbe, también se vivió en la cooperativa Unión de Bananeros en el Guasmo sur, donde los moradores quemaron el muñeco en el parterre central de la avenida principal del sitio.

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En total, el sábado se quemaron 11 monigotes grandes del suroeste y el Guasmo. Anoche, según la programación del Cuerpo de Bomberos, se preveía incinerar tres muñecos más. Y el próximo sábado irán a la hoguera los últimos tres gigantes de papel.

Para este año, la Empresa Pública Municipal de Turismo y Promoción Cívica tiene en planes elaborar una ruta turística de los viejos gigantes del suburbio guayaquileño. (I)

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Sectores del suroeste y uno del Guasmo sur fueron escenarios de baile y diversión por la quema de años viejos grandes.