Preocupados. Así amanecieron ayer los artesanos que mantienen en exhibición sus monigotes gigantes en las calles del suburbio, pues con la primera lluvia fuerte registrada en la ciudad pasaron del ajetreado recibimiento de visitantes, que llegaban a admirar y fotografiarse con sus obras, a enfocarse en la reparación de sus creaciones.

Los años viejos quedaron, algunos, sin brazos, espalda y pies. Las piezas mojadas habían caído al piso producto del prolongado aguacero.

En Huancavilca y la 16, el monigote de Bardock (papá de Gokú, de la serie Dragón Ball) fue otra vez cubierto con papel, en la parte del pecho, por su creador Mauricio Arias. El gigante de ocho metros perdió un brazo y espalda.

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En la Décima y Ayacucho, los personajes de la película animada Intensamente: Alegría, Furia, Desagrado, Tristeza y Temor; en cambio, estaban arrugados por la filtración de agua en la capa de resina.

Situación similar se presentó con la Medusa elaborada por José Cedeño, que junto con sus compañeros, Freddy Villafuerte, Luis Parrales y otros vecinos pusieron manos a la obra para reconstruir una nueva cola.

Hasta el mediodía, subidos en un andamio, reconstruían el brazo derecho que también colapsó ante la precipitación. “Si sigue lloviendo no sé qué vamos a hacer. Con la Naturaleza no se puede”, dijo Cedeño.

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Estos daños también se evidenciaron en Pinky y Cerebro, en la 16 y Huancavilca.

En la Octava y Ayacucho, el hombre lobo hecho por Ángel Basante tenía los dos brazos caídos. Ambos se secaban al aire libre en una acera.

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El ambiente en medio de la reconstrucción de los monigotes era de esperanza. En la mayoría sus creadores buscaban la manera de repararlos.

Otros, como Víctor y Luis Crespo, creadores de Porunga, en la 16 y Huancavilca, adquirieron fundas plásticas para recubrir los monigotes en caso de nuevas lluvias todo para no quedarse “con el chocolate y todo” a vísperas de la quema.

Así también, en Capitán Nájera y la 20, Omar Espinoza y Carlos Gómez lamentaban que parte de su monigote esté en el piso. La palabra Pixels que reposaba junto a Donkey Kong cayó la noche del sábado.

Espinoza sueña que este año se coloquen carpas para protegerlos y sean tomados “más en serio” por las autoridades a las que dicen ya han acudido. (I)

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1.000
Dólares

Alrededor de esta cantidad es la inversión de la mayoría de artesanos de monigotes gigantes del suburbio.