Del Taurazo, a Pedro Loor le quedó un apodo que se lo dio el entonces presidente de la República, León Febres-Cordero, quien lo llamó Zambo Colorado. En su época de su juventud, el militar tenía el cabello castaño y ensortijado por la nuca, y la tez entre blanca y rosada por sus orígenes manabitas.

Durante la sublevación, que el próximo 16 de enero cumplirá 29 años, Loor estuvo cerca del mandatario y “provocó que se arrodille del miedo”, según los relatos recogidos por la Comisión de la Verdad creada por el Gobierno en su informe presentado en el 2010.

Allí se indica que el aludido ingresó “a patazos” a la oficina de la base de Taura donde Febres-Cordero estaba retenido y que empezó a “repartir bala”. Entonces, según la misma fuente, el secuestrado se arrodilló, “porque yo le dije que lo iba a matar si mi general Vargas no regresaba”, contó el militar, en alusión a Frank Vargas Pazzos, ex jefe de la Fuerza Aérea, quien estaba detenido por una sublevación anterior.

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Ahora, a sus 56 años, Loor dice que 'nunca' hubo la intención de matar al gobernante, sino hacer justicia por Vargas, quien ya había recibido una amnistía. (I)