El negocio de hacer cerveza artesanal comenzó para algunos productores como un experimento. Un juego de olores y texturas conseguidas con mezclas hechas en ollas prestadas y constantes pruebas del producto con amigos y familia.

Pedro Navarro, copropietario de la cervecería Santana Brewing Company, dice que hacer cerveza es como preparar una sopa en la que los lúpulos, que parecen unas pequeñas alcachofas, son el condimento.

De ellos, cuenta, se desprende el olor y el amargo que tendrá la bebida. Es así que al hervirlos con la malta se desprende una fragancia similar a la del mango o la maracuyá. Este ingrediente tiene más de 200 variedades, lo que aumenta la oportunidad de experimentar.

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Navarro dice que en su caso la cervecería fue un proyecto que se inició en la cocina de su casa, luego se movió al garaje, hasta que apostaron por invertir en equipos e infraestructura.

El salto para empezar a producir más allá de un pasatiempo puede significar una inversión de alrededor de $ 100 mil para adquirir e instalar una planta de unos 5 hectolitros por lote, explica Julio Espinoza, secretario de la Asociación de Microcerveceros del Ecuador y dueño de la cervecería Andes Brew. Agrega que a esto se debe sumar el presupuesto para adecuar un sitio para manipular los alimentos y hacer los trámites para conseguir los permisos.

Espinoza remarca que actualmente el sector está en expansión, pues en Ecuador existen entre 40 y 60 cervecerías, entre formalizadas y en etapas iniciales de emprendimiento.

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Hace cuatro años en Quito, ciudad en la que más han crecido estas empresas, solo había cuatro de estos negocios, dice.

Una gran ayuda para la expansión, explica, ha sido la necesidad de los supermercados de tener más productos nacionales en sus perchas de acuerdo con disposiciones de la Superintendencia de Control y Poder de Mercado. Sin embargo, el principal medio de distribución siempre es la venta directa a bares, restaurantes, micromercados y en ferias gastronómicas. Añade que muchas cervecerías también han abierto su propio bar y esto les ha ayudado a vender directamente.

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En Guayaquil, uno de los productores de cerveza es Guillermo Guerrero, propietario de la cervecería Porteña. Comenta que comenzó su empresa en el 2011 y fue la gran acogida entre su grupo de amigos y conocidos, lo que apuntaló su negocio. Con sus primeras ventas, pudo mejorar sus equipos y ahora distribuye a unos 30 locales entre restaurantes, supermercados y hoteles.

Guerrero comenta que entre sus retos está seguir posicionando su producto pese al precio, pues la cervezas artesanales pueden costar más de $ 3, mientras las industriales están por debajo de un dólar.

Según los cerveceros, esto se debe a los costos de producción, pues ellos no pueden manufacturar en la misma escala de una industria. Además pagan impuestos extra relacionados con el grado de alcohol. (I)

Formatos
Comercialización

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Paquetes
Las cervecerías artesanales nacionales ya han optado por vender barriles pequeños o empaques de 4 botellas.